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CUERPOS IMPOSIBLES
La obsesión por el músculo y el uso de anabólicos impulsan el crecimiento del trastorno dismórfico. En cada gimnasio hay, al menos uno. El que llega con su vaso de pre-entreno, con su cinturón de fuerza, sus guantes y su toalla, listo para comenzar su entrenamiento. El que nunca se salta un día de entrenamiento, lo ves entrenar y pensás: “que disciplina tiene”. Pero si lo observas más detenidamente, quizás notes otra cosa: ansiedad, rigidez, incluso culpa. Si el espejo no mue

Agustina Yedro
25 nov4 Min. de lectura
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