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FLEXIBLES, PERO ¿A QUÉ COSTO?
“Qué suerte, ahora trabajo desde casa”. Esa frase, repetida con entusiasmo en los primeros meses de 2020, hoy suena más a un chiste interno que a una ventaja laboral. Lo que empezó como una promesa de pijama, mates y libertad horaria terminó convirtiéndose en el escenario perfecto para reuniones eternas, mails nocturnos y la sensación de que el trabajo se mudó al sillón. Literalmente. Durante la pandemia, el teletrabajo prometía comodidad y equilibrio entre la vida personal y
Analuz Rey
25 nov4 Min. de lectura
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