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LA FIESTA INTERMINABLE DEL DENGUE: ¿QUIÉN APAGA LA MÚSICA?

  • Foto del escritor: Yenesia Alba
    Yenesia Alba
  • 26 nov 2024
  • 6 Min. de lectura

Hace unas décadas, hablar del dengue en Argentina era referirse a un problema lejano, algo que solo afectaba a ciertas regiones tropicales del mundo. Pero el panorama cambió radicalmente. Hoy, el dengue no solo es parte del paisaje nacional, sino que amenaza con volverse endémico.


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Un día espectacular de primavera, estás tomando unos mates al sol en el jardín de tu casa, en compañía de un buen libro, cuando te das cuenta de que no te pusiste repelente. De repente, empezas a paranoiquear y sentís que te pica todo el cuerpo. Te miras las piernas y atinas a pegar un manotazo. Ves entonces un pequeño cadáver y su sangre alrededor. "¿Será un Aedes Aegypti?", pensás. Comenzas a analizarlo: pequeño, de color oscuro casi negro, con escamas blancas plateadas en las patas y unas características bandas en el tórax a modo de lira. Crees que es tu fin. Sin embargo, luego llega la esperanza: "Quizá se trata de un macho y, por ende, no transmite la enfermedad". A fin de cuentas, como los argentinos lo hicimos en el 2022 con la Scaloneta: “Elegís creer”.

¿Pero en qué momento exacto comenzó esta obsesión que padecemos a flor de piel los argentinos? Desde 1997, cuando Salta fue anfitriona de la primera ola de dengue, las cosas no pararon de complicarse. El virus no solo se quedó en el noroeste del país, sino que decidió expandirse por todo el mapa. “Para 2009, ya teníamos brotes importantes en provincias como Catamarca y Chaco, y, para sorpresa de todos, en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)”, explica Pablo Orellano, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). En 2023, Argentina notificó 139.946 casos de dengue, de los que 130.287 fueron autóctonos, 1.849 importados y los restantes continúan bajo investigación. Además, se produjeron 75 muertes y a fines del 2024, se puede afirmar que el dengue no es solo un mal veraniego; llegó para quedarse todo el año en las regiones NOA y NEA del país. Clima, pobreza y mosquitos: un tridente problemático

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El dengue no llegó solo. Este nuevo "habitante" encontró el ambiente perfecto en Argentina. Con el cambio climático la temperatura global se incrementa y los mosquitos, que antes eran más "selectos" en los destinos, decidieron que nuestro país era lo suficientemente tropical para quedarse a vivir. Las lluvias impredecibles y el aumento en el termómetro forman un combo ideal para que el Aedes Aegypti arme su propio Airbnb en cualquier rincón con agua estancada.


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Si bien el cambio climático es el principal propulsor de la propagación de los mosquitos, la pobreza y falta de infraestructura le dan mayor énfasis a su proliferación. La falta de agua potable, la deficiencia en la recolección de residuos y las dificultades para acceder a servicios de salud se convierten en caldo de cultivo para que el dengue siga circulando. El mosquito no discrimina, pero la pobreza es un factor determinante, cuanto menos acceso se tiene a ciertos recursos, más difícil es eliminar los criaderos. ¿Vacunas o Raid? En 2023 llega Qdenga, la elegida para prevenir las formas graves del dengue. Pero no todo es color de rosa, porque no interrumpe la transmisión del virus, sino que ayuda a que, si te pica el mosquito (-zzz) y te infecta, no termines internado.


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Sin embargo, no hay un plan integral de inmunización a nivel nacional. El gobierno de Javier Milei siguió las recomendaciones de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CONAIN) y decidió que los menores de 15 años queden por fuera de la reducida estrategia de vacunación, pese a tratarse de uno de los grupos más vulnerables.


“No logro entender por qué la decisión del gobierno fue dirigir las vacunas gratuitas a quienes tengan de 16 años en adelante, siendo que los niños son en general el grupo de edad más afectado por las formas graves de dengue” - destaca el biólogo y agrega: De hecho, la Organización Mundial de la Salud recomienda enfocar los esfuerzos en la vacunación en niños de 6 a 16 años.

Cabe destacar que en este baile cada provincia está armando su propia coreografía, a veces con criterios contradictorios. Ah, y todavía falta ver cómo se comporta la vacuna con el tiempo, porque los riesgos para aquellos que son seronegativos, es decir, que nunca tuvieron dengue, siguen en evaluación.



A los efectos de añadir la perspectiva estatal sobre la problemática se buscó establecer un contacto directo con el área de Prensa del Ministerio de Salud cuyos representantes no han podido atender a las peticiones requeridas para complementar la investigación que ahora mismo te encontrás leyendo.

Entonces, aunque las vacunas ayudan, la clave sigue siendo la prevención. Según el Doctor en Epidemiología por la Universidad de Buenos Aires (UBA), las campañas de concientización son la herramienta fundamental para disminuir los casos de dengue.


Es acá donde entra el desafío más grande: que todos entendamos que el dengue no se combate solo aplicando la inyección, sino desde el interior de cada casa. Sí, aunque no lo creas, la mayoría de los criaderos de mosquitos están en nuestros propios hogares, en esos floreros olvidados y tachos que almacenan agua en el patio. Y aunque parezca tentador pedir que fumiguen la plaza del barrio, esa no es la solución: la fumigación solo mata a los mosquitos adultos y no ataca el problema de raíz.


Te invito a jugar y validar tus conocimientos

QDenga: Nuestra nueva mejor amiga La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó en abril de 2023 la vacuna contra el dengue TAK-003 del laboratorio japonés Takeda cuyo esquema de inmunización consta en la aplicación en dos dosis, separadas por un intervalo de tres meses. Si bien se ha observado cierta protección después de la primera dosis, resulta parcial y transitoria. La protección completa se alcanza entre 10 y 15 días después de la segunda.

“Para aquellos que hayan contraído la enfermedad, se recomienda esperar por lo menos tres meses después de haberla padecido para recibir la vacuna”, explica Hugo Pizzi, médico infectólogo. Esto se debe a que los anticuerpos generados durante la infección pueden interferir con la respuesta a la vacuna.

La vacuna se elabora con un virus vivo atenuado, es decir, que no tiene la posibilidad de enfermar severamente a las personas. “La Qdenga contiene el genoma completo del serotipo 2, pero su proteína de envoltura fue reemplazada para que pueda incluir cada uno de los serotipos en partes iguales”, indica Pizzi. El desarrollo de la TAK-003 inmuniza contra el dengue y, además, genera anticuerpos neutralizantes contra los 4 serotipos, el DENV 1, 2, 3 y 4. Por eso, se trata de una vacuna tetravalente.

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Como no es gratuita y no se encuentra en el calendario obligatorio de vacunación, quienes deseen recibirla y sean seronegativas deberán pagar un promedio de $70.843 pesos por cada dosis y aplicársela por sus propios medios, con aval de una receta médica. Investigación local: los héroes anónimos En este punto, es imposible no hablar de la importancia de la ciencia local. Muchos científicos están inmersos en la problemática del dengue. Ellos son los que deberían estar sentados en la primera fila cuando se deciden las políticas de salud. Spoiler alert: muchas veces no es así. El docente de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) ratifica que es importante que haya en el país expertos en el campo de la epidemiología, biología molecular, entomología, vigilancia, clínica, etc. Es clave contar con profesionales que conozcan esta enfermedad y que sepan cómo atacar al mosquito desde su biología molecular hasta su ciclo de vida. Pero, lamentablemente, los recursos son finitos.

“La investigación científica local no solo ayuda a adaptar las soluciones globales a las realidades del país - indica Orellano - sino que también permite innovar y diseñar estrategias más efectivas para prevenir y controlar el dengue”.

Y sí, esos investigadores con los que podés cruzarte en los pasillos de alguna universidad pública son los que están en la primera línea de esta batalla silenciosa. Lo que queda por hacer

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Entonces, ¿en qué punto estamos? El dengue ya no es una cuestión estacional, sino un problema de salud pública de escala nacional. Lo que empezó en algunas provincias aisladas hoy abarca más de la mitad del país, y parece no detenerse. La prevención es la clave, pero sin el apoyo adecuado —y, sobre todo, sin una respuesta sólida del sistema de salud—, vamos a seguir corriendo detrás de los mosquitos, en lugar de anticiparnos. Mientras esperamos que la vacunación alcance a más sectores y que las campañas de prevención den en el blanco, el mensaje es claro: el dengue ya está en la casa, y no va a irse solo.

Fuentes

Orellano, P. & Vezzani, D. (2024). "Observaciones sobre la estrategia de vacunación contra el dengue en Argentina". Medicina https://www.scielo.org.ar/pdf/medba/v84n4/1669-9106-medba-84-04-734.pdf

Vietto, V., Risso, A. & Ciapponi, A. (2024). "Eficacia y seguridad de las nuevas vacunas contra el dengue". Evidencia Actualización en la Práctica Ambulatoria https://www.evidencia.org/index.php/Evidencia/article/view/7114/4892


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