DAHMER: LA EXPERIMENTACIÓN CON LOS CUERPOS
- Nicolás Torrez
- 1 nov 2023
- 2 Min. de lectura
El “caníbal de Milwakee”y los métodos de las “ciencias ocultas”.
La popular serie de Netflix, “Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer”, muestra la biografía del criminal estadounidense que drogaba y realizaba pruebas en sus víctimas, como la preservación de los cuerpos por varios años. Conseguía conservar lo que quedaba de los cuerpos para experimentar con ellos.

La curadora técnica del Museo de Patología Barts, Carla Valentine, asegura a BBC Mundo que el proceso de descomposición inicia 4 o 6 horas después del fallecimiento. El organismo empieza a “perder temperatura” y “se endurecen” los “músculos más pequeños”. Más tarde, es el turno de los “músculos más grandes” como los brazos, lo que se conoce como “rigor mortis”. Sin embargo, puede ser “ralentizado” por el frío.
En el programa se muestra que “el carnicero” solía guardar las extremidades y los cráneos en la nevera, para luego arrojarlos en agua hirviendo y barnizarlos, pero “no tuvo en cuenta” que, durante el deterioro, hay bacterias como la putrescina y la cadaverina que provocan un olor desagradable, tal como fue denunciado por los vecinos de su departamento.
“La putrefacción, o la descomposición de materia orgánica sin oxígeno por bacterias, hongos u otros organismos, puede hacer que partes de la piel de un cuerpo se vuelvan verdes aproximadamente 18 horas después de la muerte. La temperatura ambiente afecta la velocidad de inicio de la putrefacción y su velocidad de progresión”, explican Ritesh Menezes y Abdulaziz Almulhim, médicos de la Universidad Imam Adbulrahman Bin Faisalen, autores del libro “Evaluación de cambios postmortem”.

Otro de los procedimientos de Dahmer que quedó para la historia fue perforar con un taladro las cabezas y, en ese hueco, introducir agua hirviendo o ácido clorhídrico para darles una forma de “zombie”. La estrategia no resultó y murieron dos días después como se observa en la teleserie.
Según el médico forense del Servicio de Patología, Antonio Rico García, la ingestión de una cantidad “relativamente pequeña” de ácido clorhídrico en una concentración media-baja es capaz provocar una “elevada mortalidad” por la “afectación masiva” en todos los órganos torácicos y abdominales, por lo que la exposición más mínima podía ser fatal.
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