OKJA: EL DETRÁS DE LA INDUSTRIA ALIMENTICIA
- Lucio Ranieri
- 25 oct 2023
- 2 Min. de lectura
¿Qué tan conscientes somos sobre el consumo de carne? En 2017, el director surcoreano Bong Joon-ho, artífice de películas como Mother (2009), Memorias de un asesino (2003) o la galardonada Parásitos (2019) estrenó en el Festival de cine de Cannes un filme que, tanto por su distribución como por su temática, generó revuelo desde el día uno.

La película no fue proyectada en cines más allá de lo visto en festivales y, esta controvertida decisión de únicamente lanzar la película en Netflix, tiene que ver con la libertad creativa que Bong Joon-ho recibió por parte de la productora estadounidense, que le otorgó el 100% de las posibilidades en este aspecto.
El film tiene un elemento satírico que atraviesa toda la película y logra combinar un humor por momentos infantil, con una crítica social áspera, que nos invita a reflexionar sobre la normalización del consumo de carne y sus efectos. Los animales no crecen felices como podíamos creer de niños, sino que son expuestos a condiciones deplorables hasta que finalmente están listos para ser consumidos.
Okja nos cuenta la historia de Mija, una niña que vive en Gangwon, una recóndita montaña alejada de las grandes urbes, junto a su fiel compañera Okja, un cerdo modificado creado y modificado genéticamente por Mirando (parodia de la multinacional Monsanto). Esta empresa buscaba “limpiar” la imagen. Por eso, liberó estos “supercerdos” por todo el mundo con la intención de recuperarlos 10 años después, cuando estuvieran listos para ofrecer la carne más deliciosa que alguien pudo haber probado.
Mirando comienza el secuestro de Okja a través de un típico programa de animales conducido por un teatral Jake Gyllenhaal. Desde ese momento, inicia la travesía entre el secuestro de la adorable mascota y la incansable búsqueda de Mija por recuperar a su amiga fiel. En su camino, la joven surcoreana se topa con un grupo de animalistas, miembros de la organización ALF, que abogan por los derechos de los animales e intentan ayudar a la rebelde Mija a recuperar lo más importante que tiene en su vida.

Los jóvenes son los ideólogos del plan para rescatar a la inusual cerda, y a pesar de sus defectos, como poner su ideología por sobre la opinión de la niña, exponen la hipocresía de Mirando. La película no termina de posicionarlos como héroes, sino más bien como intermediarios para que Mija pueda liberar a Okja de las garras de la poderosa compañía, pero su papel ayuda a entender que, ante las mentiras y la manipulación de los más poderosos, siempre va a existir el germen de la disconformidad.
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