REQUIEM FOR A DREAM
- Equipo elemental

- 19 nov 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 22 nov 2023
La película de Aronofsky es un retrato de la destrucción interna que generan la heroína y la cocaína.

Es un lugar común decir que “las drogas te ofrecen su mundo, a cambio de destruir el tuyo”. Parecen capaces de darte la realidad más cautivadora y pueden seducirte de la manera más sublime hasta desgarrarte por completo, y resultar irreconocible hasta en el propio espejo. Esta es la historia de Harry, Marion, Tyrone y Sara. Cuatro personajes que con el deseo de llegar al "placer efímero" no encontrado en sus vulnerabilidades, terminaron en el pozo más lóbrego de la vida.
Harry llega al límite de robar y vender cosas de su madre para acceder al clímax a través de la heroína, la cocaína y otras drogas. Su amigo Tyrone, busca enorgullecer la memoria de quién le dió la vida, y comparte las jeringas y los sueños de mejorar su situación económica con el protagonista. La novia de Harry y también adicta, Marion, aspira a un mundo ideal donde sus padres le dan el afecto que necesita y logra tener su propio local de ropa.
Pero los sueños de los protagonistas se desdibujan a causa de la destrucción interna que acompaña al consumo, porque si hay algo que todos ellos comparten es la “adicción” de escapar de la realidad ¿Cómo funcionan estas sustancias? Según los expertos, "las drogas excitan a las neuronas productoras de dopamina y al sobreestimularlas, se desencadenan sensaciones de euforia fuertes y duraderas". Esto deriva en una tóxica dependencia.
También, el psiquiatra Gonzalo Barbosa explica que "las drogas activan el sistema de recompensas a corto plazo, lo que genera la falsa ilusión de placer instantáneo", y como luego aparece la sensación de vacío, "vuelven a consumir". Y hablando de recompensas, las de corto plazo se convirtieron en “tragedias a largo plazo” para Sara, la madre de Harry, quién en su afán de adelgazar para presentarse en televisión, su gran fantasía, se volvió adicta a las anfetaminas.
Las anfetaminas fueron creadas para el tratamiento de pacientes con asma y luego se descubrió que suprimían el apetito, entre otras características. El fármaco empezó a recomendarse para bajar de peso, pero se evidenciaron efectos adversos como “depresión, desregulación de la frecuencia cardíaca, insomnio, alucinaciones y otros problemas neurológicos”, según informan los especialistas.

Hacer una comparación de la situación de los personajes al principio y al final de la película no es algo que me gustaría evadir, pero creo que ya entramos en zona spoiler ¿No? Aronofsky no dejó un atisbo de romantización en el consumo y lo hizo, al parecer de muchos, críptico y a la vez extraordinario. Las lágrimas en los ojos son un “souvenir” que les regalará la comprensión de la escena final. La muerte de los sueños es dura, casi tanto como la droga.





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