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AYUNO... DE REDES SOCIALES

  • Elena Carvajal
  • 29 nov 2023
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 30 nov 2023

Los hábitos saludables en redes sociales son la excusa perfecta para generar contenido de calidad, pero ¿si esa información está disfrazada como buena y no lo es? ¿Cuáles son los peligros de fomentar información sin criterio de un especialista a los distintos usuarios?


Nutriendoteati, Nutriendotusalud, Nutritu son algunos nicknames de usuarios de Instagram o Tiktok que ofrecen “gratuitamente” sus dietas diarias al público sin ser profesionales. El descenso mágico de peso sigue siendo una meta por alcanzar en Argentina y hay personas que disfrazan lo saludable con extremas restricciones. ¿Puede una red social reemplazar la palabra de un profesional?


“Mi opinión sobre hábitos saludables en redes sociales siempre va a ser positiva, es algo que uno usa todos los días y que va contagiando un montón hábitos buenos para personas que a veces no pueden acudir a la consulta nutricional. Pero esos hábitos tienen que venir de profesionales expertos en la materia, porque hay información que puede ser perjudicial”, explica Lucila Calabrese, la Licenciada en Nutrición con un posgrado en obesidad y especializaciones en áreas como vegetarianismo, nutrición y deporte.



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Siguiendo esta lógica la especialista destacó los riesgos de acompañar una alimentación no avalada por un médico y las consecuencias que conlleva seguir consejos de usuarios recomendados en redes sociales. “Las personas sin querer hacer mal, pueden ser muy peligrosas. En salud somos cuidadosos con lo que recomendamos, generalmente nos basamos en lo que se llama medicina basada en la evidencia, o sea que hay evidencias científicas de estudios o análisis”, advierte la nutricionista y creadora de contenido.


Estadísticamente siempre una franja etaria se ve afectada por una problemática social puntual. Respecto a alimentación preadolescentes y jóvenes son quienes más consumen diferentes dietas por internet. En este sentido, Calabrese expresa que “adolescentes y adultos jóvenes son los que más están en contacto con las redes” y agrega que “particularmente tengo muchas consultas de chicas y chicos adolescentes o de jóvenes de 20 a 30 años”.


Ser influencer o influyentes


En la actualidad, tener cierta cantidad de seguidores puede hacer sentir a las personas capaces de aconsejar o influenciar en temas que desconocen y como consecuencia causar un mal mayor a la salud, al respecto la licenciada aclara que “no deberían aconsejar a menos que haya un sustento profesional detrás”, al mismo tiempo asegura que si se le hace “daño a un paciente, hay una cuestión ética que respetar”


Según la especialista Calabrese, “a veces se aconseja suplementos dietarios de venta libre y aunque sean vitaminas o minerales no significa que no puedan ser dañinos, porque estas tienen su dosis máxima”.


En este sentido, existe un fin comercial que se manifiesta a través de las redes, donde la sugerencia de productos no resulta gratuita. En caso de hacer recomendaciones, los influencers deberían informar si hay conflicto de interés económico.

Ayuno interminable


En los últimos años, va tomando más resonancia la palabra ayuno como método infalible para el descenso de peso y como hábito diario de cuidado. Usuarios de Instagram y Tiktok documentan sus dietas y recomendaciones para seguir esta práctica.


“El ayuno es un método que tiene muchísimos años, de hecho, hasta tiene un aspecto religioso, muchas veces se utiliza como reposo digestivo. Pero dependiendo el caso no es que tenga un beneficio superior como método de descenso de peso que una alimentación normal, hay riesgo de pérdida de masa muscular”, destaca la experta en Obesidad.


En general, se provocan falsas expectativas cuando se ayuna sin el complemento de comidas saludables. “Si alguien ayuna 16 horas, pero las otras horas se come desordenadamente o de mala calidad no van a ver resultados. Ese es el problema de las redes sociales se habla un solo discurso a mucha gente”, alerta.


Llevando la práctica a los extremos y justificando tener el abal de un médico, una influencer mostró vía historias de Instagram su experiencia con un ayuno de más de 42 horas sin probar comida y luego dos días más de líquidos.


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Según la especialista en nutrición Calabrese, “esta práctica puede ser muy riesgosa, porque puede haber cuestiones de deshidratación, la comida es un aliado, es el combustible de nuestro auto”


Los seres humanos necesitan 60 tipos de nutrientes todos los días, aunque el cuerpo no puede pasar más tres días sin comerse a sí mismo y perder masa muscular. Mensajes de esta índole pueden llegar a adolescentes que no se sienten cómodos con su peso y hasta incluso comenzar a tener una mala relación con la comida.



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Cuando lo saludable se vuelve un trastorno


El mundo de las dietas, vida fitness y alimentos saludables puede escalar hasta cierto punto en que las restricciones superen hasta los propios limites que se impone la persona a sí misma. Al punto tal que cuando menos se dé cuenta, esta se vea afectada por un desorden alimenticio severo.


A las consultas no llegan solo personas que quieren bajar de peso, también hay gente que acude en busca de ayuda y de ahí van surgiendo distintos problemas de TCA, por eso la nutricionista Lucila Calabrese advierte que “a veces nos podemos dar cuenta al principio, a veces va surgiendo solo, muchas veces vamos acompañando con psicoterapia y hay personas que te dicen que tienen mala relación con la comida o métodos compensatorios”


Estos pacientes por lo general tienen ciertos patrones más restrictivos o miedo de agregar alguna comida. Hay alimentos que a lo largo del tiempo fueron tan demonizados que producen un poco de temor en las personas, por lo que el proceso de terapia es un pilar fundamental.


Para la experta, el ABC de nutrirse de información en redes sociales radica en la manera consciente en que los usuarios la consumen. Así mismo la licenciada en Nutrición concluye: “Hay que ser consumidores críticos, a veces en redes hay información muy buena, por eso hay que evaluar de donde viene la recomendación y pedir ayuda cuando se necesite, siempre con un médico nutricionista con el que el paciente se sienta identificado”.


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