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CUANDO LA MÚSICA NO SE PUEDE DISFRUTAR

  • Foto del escritor: Equipo elemental
    Equipo elemental
  • 28 nov 2023
  • 2 Min. de lectura

La Anhedonia Musical es un trastorno que sufren millones de personas en el mundo.



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Vivimos rodeados de música. Nos acompaña en buenos y malos momentos. ¿Te imaginas dejar de sentir emociones al escucharla? Pensá en lo que sería no disfrutar más de tus canciones favoritas o en que no se te ericen los pelos al oír esas letras que llegan al corazón. Ahora que ya lo proyectaste, te contamos que alrededor de un 3 y 5% de la población no experimenta ningún placer con la música. El fenómeno es conocido como Anhedonia Musical.


“Hay dos partes importantes en el cerebro a la hora de escuchar música. Una es la corteza auditiva y otra la zona subcortical (o sistema de recompensa). Ambos sectores tienen que comunicarse para que sintamos placer al escuchar música, y, resulta que en las personas que tienen Anhedonia Musical, esta conexión está reducida o no existe”, explica Noelia Martínez Molina, investigadora de la Universidad de Barcelona.



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Según un estudio, no se trata de un trastorno relacionado a la depresión o algún tipo de enfermedad, pero sí al cerebro. La actividad del “bocho” se dispara en mayor o menor medida en la mayoría de personas mientras oyen música, algo que se puede comprobar con un escáner. Sin embargo, esto no sucede con las personas que tienen Anhedonia Musical.



Las personas con esta afección no tienen problemas para percibir melodías, tampoco una falta de entendimiento del lenguaje musical, que ocurre con aquellos que tienen Amusia, es decir, no pueden reconocer tonos y ritmos o, incluso, reproducirlos.



“Al día de hoy se desconoce mucho sobre este fenómeno del que no hay cura conocida, pero creo que se podría llegar a educar al cerebro”, aclara la investigadora y agrega que la Anhedonia Musical “puede darse desde que nacemos, o ser el resultado de una lesión cerebral o un accidente”.



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El primer caso registrado fue el de un joven guitarrista de 24 años que sufrió un accidente en la década de 1990. Tras el hecho, manifestó no sentir placer al escuchar o interpretar música. El caso fue estudiado y, en 2011, luego del diagnóstico similar de una mujer, la anomalía pasó a tener el nombre actual.


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