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CÓCTEL DE TRASTORNO, DESEQUILIBRIO Y ALTERACIÓN HORMONAL

  • Foto del escritor: Camila Antonella Bandera
    Camila Antonella Bandera
  • 19 nov 2024
  • 5 Min. de lectura

El síndrome de ovario poliquístico, que afecta casi al 20 % de las mujeres en edad fértil, influye de manera directa la salud física y neuronal. Sin embargo, por su carácter multifactorial, resulta difícil de diagnosticar. En esta nota, una médica especializada aclara dudas y hace algunas recomendaciones sobre su tratamiento.


Mariana se autodiagnosticó SOP con 17 años a través de un TikTok. Todos los síntomas enumerados en el video: los períodos irregulares, el exceso de vello corporal y los ovarios poliquísticos, los tenía. Pero hasta ese momento, nunca había oído hablar sobre el síndrome de ovario poliquístico, por lo que aquel video fue una señal de alerta para volver a consultar con una ginecóloga, porque su falta de menstruación durante seis meses ya había sido considerada “normal” para otros profesionales. Después de un mes de estudios, Mariana oficialmente fue diagnosticada, pero ¿Qué hubiera pasado si no veía ese TikTok de divulgación científica? ¿Qué pasa con todas las mujeres que no tienen esa información a la mano?


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El síndrome de ovario poliquístico es la endocrinopatía más frecuente en mujeres en edad reproductiva. Estimaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), documentan que más de 116 millones de mujeres se ven afectadas por este síndrome.

Según la Médica Ginecóloga, especialista en Endocrinología Ginecológica y Reproductiva, Gladys Isabel Fernández, esta patología es una de las principales causas de infertilidad. Además, se asocia con mayor riesgo a enfermedades cardiovasculares, complicaciones metabólicas, como diabetes gestacional y tolerancia alterada a la glucosa, apnea obstructiva del sueño, como también aumento del riesgo de hiperplasia y cáncer de endometrio.




A su vez, se ha documentado una calidad de vida alterada en las pacientes diagnosticadas, con mayor prevalencia de síntomas depresivos y de ansiedad comparado con la población general.





Al ser una enfermedad tan común en mujeres pueden surgir muchas preguntas al conocer su existencia, tales como: ¿Cómo sé si lo tengo? ¿Cuáles son las causas de este síndrome? ¿Tiene tratamiento? ¿Me puedo curar? ¿Voy a poder ser mamá?, entre muchas otras. Pero para poder abordar esta serie de interrogantes hay que partir desde la raíz: su génesis.


Fernández, quien es Jefa de la Sección Endocrinología Ginecológica y Climaterio del Hospital de Clínicas, lo explica así: “Se cree que el síndrome tiene una base genética. Parece que hay muchos genes que están involucrados en su desarrollo; a estos se le agregan una carga epigenética, lo que quiere decir que hay factores ambientales intrauterinos y después del nacimiento (como la dieta, la obesidad, los tóxicos ambientales), que modifican la expresión de los genes”.


La experta realizó una investigación titulada “Neuroendocrinología y programación fetal del síndrome de ovario poliquístico (SOP)”. En ella explica que uno de los factores ambientales intrauterinos son los disruptores endocrinos, que tienen acción hormonal y obran en las embarazadas. Por consecuencia, inciden en la bebé, es decir, colaboraran con el desarrollo de esta endocrinopatía cuando esa niña llegue a la adolescencia o se encuentre en la adultez.


Por lo tanto, la complejidad del SOP radica en su carácter multifactorial, por lo que los expertos recomiendan un tratamiento de “forma integral”, es decir, tomando en cuenta no sólo las manifestaciones reproductivas mencionadas anteriormente sino también las consecuencias metabólicas que se desarrollan a lo largo de los años.


Como resultado, se puede decir que el SOP es una patología fuertemente familiar y altamente heredable, en la cual aproximadamente el 60 al 70% de las hijas de madres afectadas con esta enfermedad la manifiestan a lo largo de su vida.


¿Cómo se diagnostica?


Se estima que aproximadamente entre un 10 a un 20% de mujeres en edad reproductiva presentan el síndrome, el cual se puede clasificar en alguno de los cuatro fenotipos existentes de SOP.




El Fenotipo A o SOP NIH Completo en el que se presentan la oligo/anovoluación, el hiperandrogenismo clínico y/o bioquímico, y los ovarios de aspecto poliquístico.


El Fenotipo B o SOP NIH Incompleto que cuenta con oligo/anovulación e hiperandrogenismo clínico y/o bioquímico.


El Fenotipo C o SOP Ovulatorio con hiperandrogenismo clínico y/o bioquímico y ovarios de aspecto poliquístico.


Y el Fenotipo D o SOP leve o normo- androgénico con oligo/anovulación y ovarios de aspecto poliquístico.


Cuando se habla de oligo/anovulación, los investigadores hacen referencia a un desorden del ciclo ovulatorio que se caracteriza por la presencia de períodos menstruales irregulares o incluso la ausencia de estos, producto de que los ovarios no son capaces de desprender los óvulos.


El hiperandrogenismo clínico y/o bioquímico se produce cuando hay un exceso de andrógenos, u hormonas sexuales masculinas, en la sangre. Su aspecto clínico se refiere a las manifestaciones que se observan en el cuerpo, como el hirsutismo (exceso de vello) o el acné, mientras que el bioquímico se refiere a la concentración de andrógenos en la sangre.


Los ovarios de aspecto poliquístico son aquellos que presentan múltiples quistes pequeños en su superficie.




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Según Fernández, el diagnóstico de SOP se hace con dos de tres elementos. Por lo tanto, tener ovarios poliquísticos no es sinónimo de patología. Además, aclara que este trastorno es un diagnóstico de exclusión de otras causas que puedan producir oligo/anovulación (como el hipotiroidismo) y de hiperandrogenismo.


Fundamental: el tratamiento


Una vez realizado el diagnóstico, es primordial comprender que cada tratamiento debe ser individualizado según las necesidades de cada una de las pacientes.


Para la investigadora, si la preocupación es el hirsutismo y/o las alteraciones del ciclo, se trata con anticonceptivos porque solucionan ambas cosas, ya que tiene una acción antiandrogénica. Al contrario, si la paciente tiene sobrepeso u obesidad se recomiendan cambios en el estilo de vida para reducir el peso porque eso suele bajar los andrógenos y regulariza los ciclos. En cambio, si lo que se desea es fertilidad y la paciente consulta porque no puede quedar embarazada, Fernández aconseja un tratamiento para inducir la ovulación.


Si hay ausencia de tratamiento, la experta explica que “el síndrome en la mayoría de las mujeres se soluciona con los años. Entre los 20 y los 25 años es el momento de más alto nivel de andrógenos, entonces con el paso del tiempo los andrógenos tienden a bajar, por lo que se suele recuperar la normalidad de los ciclos y el síndrome, en general, desaparece”


Aun así, la ginecóloga destaca que en pacientes con obesidad “hay más riesgo de que desarrollen diabetes”, por lo tanto, considera “esencial” el tratamiento.


Son muchos los testimonios de mujeres que han tardado años en obtener un diagnóstico preciso. Para la científica el problema radica en que, por un lado, hay profesionales que no están en el campo de la endocrinología ginecológica y no pueden hacer un diagnóstico exacto y por el otro, están aquellos que hacen sobrediagnóstico únicamente con la presencia de ovarios poliquísticos, que en realidad es común en las chicas jóvenes.


Por eso, la experta recomienda que para realizar un diagnóstico las mujeres tienen que tener 8 años desde la primera menstruación de la vida, debido a que las chicas más jóvenes son las que más folículos tienen porque tienen más reserva ovárica.


Fernández aconseja que todas aquellas mujeres que sospechen que padecen de esta patología realicen una consulta con profesionales capacitados e instruidos para el tratamiento del síndrome de ovario poliquístico.


Por más que las redes sirvan como medio para acercar la información a la mayoría de la población, como le sucedió a Mariana, no todos los que divulgan tienen los conocimientos necesarios para determinar si algo es o no una enfermedad, al margen de que cada cuerpo es diferente y manifiesta sus problemas de formas distintas.






Fuentes complementarias:

Freire, A., Arcari, A. J., Gryngarten, M. G., & Ropelato, M. G. (2018). Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP) en la adolescencia. https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/91254


Cabrera Gómez, P. N., Manosalvas Hurtado, J. A., Proaño Proaño, J. M., & Carpio Garcia, J. M. (2024). Ovario poliquístico. Diagnóstico y manejo. RECIMUNDO, 8(1), 436–444. https://doi.org/10.26820/recimundo/8.(1).ene.2024.436-444

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