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DELITO JUVENIL EN ARGENTINA : ENTRE EL ESTIGMA Y LA REALIDAD

  • Foto del escritor: Ruiz Diaz Tomas
    Ruiz Diaz Tomas
  • 11 jul
  • 4 Min. de lectura

Mientras los medios insisten en instalar a los “niños y jóvenes” como principales responsables del delito, los datos oficiales y la experiencia de quienes trabajan en el sistema judicial revelan una realidad muy diferente.  


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En los últimos años, la delincuencia juvenil ha sido un tema recurrente en los medios de comunicación. Noticias sobre robos, hurtos, peleas o vandalismo protagonizados por adolescentes ocupan espacios centrales en los noticieros, portales web y redes sociales. 

La “sobreexposición o cobertura intensiva" de delitos cometidos por menores puede generar “en la población” una percepción desproporcionada del problema, influyendo en una demanda de políticas punitivas “sin sustento de datos y reforzando los prejuicios sociales”. Esta representación sensacionalista omite los contextos que contribuyen a la criminalidad juvenil, según fuentes expertas consultadas. 


Como señala en la entrevista a este medio, el abogado penalista y miembro del juzgado de responsabilidad penal juvenil nº2 de La Matanza, el Dr. Gabriel Gomez Hermes, “la mayoría de los jóvenes involucrados en delitos provienen de contextos de vulnerabilidad extrema”.

“A todos  alguna vez nos han asaltado, pero no siempre lo denuncian. Y menos aún, siempre lo terminan agarrando al chorro, y menos aún se eleva a juicio. Entonces siempre queda un universo, una especie de filtro que va pasando desde la casuística. Y eso contribuye a esa atmósfera de impunidad, o de que la justicia no hace nada”, opina Gabriel Gomez, con referencia a que la falta de acción, genera una sensación social de “amenaza permanente”.


 Sin embargo, para las fuentes expertas, instituciones y organismos oficiales, la sobrerrepresentación “de la amenaza juvenil” por parte de los medios de comunicación, distorsiona la realidad y alimenta discursos de endurecimiento punitivo sin sustento en los datos.


La estadistica real

En comparación con el resto de delitos, aquellos cometidos por menores “siempre siguen representando una pequeña parte”, asegura Gomez y lo argumenta con  estadísticas oficiales.


Según los datos del Ministerio Público bonaerense, la participación juvenil en el delito constituye apenas el 2,25% del total provincial, con 23.846 causas, frente al 1.036.696 del Fuero Criminal y Correccional, imputables a los mayores de 18. 


Durante 2024, según la Base General de Datos de Niños, Niñas y Adolescentes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (BGD), se iniciaron causas penales contra 1.788 menores en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 


Incluso se suele pensar que hay muchos homicidios cometidos por menores, pero solo el 1,5% está imputado en causas por homicidio, según la Corte Suprema de Justicia.


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Modificar la edad de punibilidad ¿cambia algo?

La propuesta de bajar la edad de imputabilidad ha sido objeto de debate en varios países.  En América Latina, países como Brasil, México, Ecuador y El Salvador han establecido la edad de punibilidad por debajo de los 16 años que rige en Argentina.  Sin embargo, según Unicef, no hay estudios que indiquen que esta medida de bajar la punibilidad haya impactado en una disminución significativa de la delincuencia juvenil.


Según una investigación de Unicef y la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, sobre un total de 1800 causas “que involucran a menores de 18 años”, solo el 17 % fueron cometidos por menores de 16 años (unos 300 casos).


Ahora bien, cuando se analizan los delitos que se les imputan a aquellos 1800 menores, los datos indican que un 15 % está imputado de homicidio o tentativa de homicidio (270). Si aplicamos la proporción entre punibles y no punibles, tendríamos que, de esos 270 casos, solo 46, el 17% corresponden a adolescentes de entre 14 y 15 años.


Esto demuestra que aunque se baje la edad punitiva no resolvería el problema, ya que los menores de 16 años que cometen delitos son pocos casos estadísticamente.

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Entonces, ¿tiene sentido endurecer las penas?

El abogado penalista sostiene  que “el cambio de la edad punitiva, más arriba, más abajo, no cambia la realidad punitiva” porque  “la motivación para cometer un delito nunca es ir a la cárcel”.


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“Aunque se suban las penas altísimas,  aquellos que van a robar no piensan en que los van a agarrar”, considera con el argumento de que  “cualquier actitud que se tome desde lo legal hacia lo punitivo, nunca va a ser un remedio”.


¿Qué alternativas hay?

El Dr. Gabriel Gomez Hermes advierte sobre la falta de infraestructura y recursos que tendrían que considerar aquellos que piensan en una eventual baja de la edad de punibilidad. Plantea que antes de implementar una medida hay que preguntarse: “¿Dónde se van a alojar los chicos? ¿Existen centros de integración?¿Hay otras herramientas?, porque si no es así se está intentando resolver un problema con un “simple parche”.


Según Gomez Hermes, institucionalizar adolescentes sin un sistema preparado no aporta soluciones reales. Por eso sostiene que “hay que invertir en clubes, parroquias, centros culturales”, ya que, a su juicio,  la contención real está ahí y el encierro debería ser el último recurso. 


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“Un lugar que se anticipe, que le ayude al adolescente a no llegar a esa situación, una red de contención que haga todo lo posible para evitar que ese joven llegue al encierro”, concluye el Dr. Gabriel Gomez Hermes.


Fuentes
















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