DIVERSIDAD, POLÍTICAS DE GÉNERO Y ODIO EN TIEMPOS DE NUEVAS DERECHAS
- Casandra Alonso

- 25 nov
- 5 Min. de lectura
Entre la retórica de la libertad y los discursos de odio, el homonacionalismo reconfigura el debate político argentino: inclusión aparente y una violencia de género que no se detiene.
Las nuevas derechas y el homonacionalismo instalan discursos que aparentan inclusión y libertad, pero reproducen jerarquías y exclusiones, dando lugar a un debate público que condiciona la forma de entender y abordar la violencia de género. Lara, Brenda, Morena, Luna, Ángeles, Candela, María Soledad, son nombres que exponen la continua violencia en contra de las mujeres en Argentina.
Pero, ¿qué es el homonacionalismo? Algunos ejemplos son los grupos que apoyan a Javier Milei en Argentina, Alice Weidel en Alemania, Marine Le Pen en Francia, incluso Donald Trump en Estados Unidos. Las “nuevas” derechas, se instalaron alrededor del mundo y (re)surgieron como contraataque al “giro a la izquierda”, que se vio en la sociedad con el crecimiento de los movimientos LGBTIQ+, sociales, feministas, anti-racistas, entre otros. Las nuevas derechas vuelven con el discurso de siempre: el liberalismo económico, el culto al individualismo, el conservadurismo social, pero con tintes de gayfriendlyness, y con discursos de odio exacerbados por el anonimato de las redes sociales.

La teórica estadounidense Jasbir Puar define el homonacionalismo como la unión entre el nacionalismo y una forma “aceptada” de diversidad sexual: una homosexualidad blanca, occidental y vista como respetable. Este modelo se usa para mostrar una supuesta tolerancia, pero al mismo tiempo refuerza desigualdades raciales, de clase, de género y religiosas, sobre todo contra inmigrantes y personas de religión musulmana. El concepto surge post 11 de septiembre, cuando se empezó a justificar la violencia imperial en nombre de la defensa de los valores “libres y tolerantes” de Occidente para presentar a la homosexualidad como un símbolo de progreso occidental.
El politólogo y profesor de la UBA Alejandro Campos adapta este concepto al marco argentino y lo denomina “homogorilismo”, un sesgo interno dentro de la comunidad (lesbianas, gays y bisexuales), que creció desde el resentimiento de sectores de la diversidad, quienes se sienten ajenos al proceso de ampliación de derechos. Sin embargo, las identidades travesti-trans no se incluyen en este fenómeno.
A diferencia de lugares como Estados Unidos o Israel, en Argentina, el homogorilismo no se construye en clave religiosa o cultural, sino política: la oposición entre derecha e izquierda, entre “república” y “populismo”. “En las regiones donde tienen problemas raciales y migratorios quizás más profundos que los que hay en nuestra región, o en Argentina en particular, el otro, el enemigo, es el inmigrante –sostiene Campos– acá no hay esas tensiones raciales y migratorias tan profundas”.

Estos grupos, en general de clases medias y altas, empiezan a adoptar ideas y valores de las derechas antipopulares, con el fin de separar las luchas por la diversidad sexual de los movimientos feministas y de clase. Como ejemplo, Campos menciona al diseñador Roberto Piazza, un hombre gay que ha hecho comentarios misóginos y bifóbicos, que se opone a la marcha del orgullo, a la “politización” del colectivo y que ha demostrado simpatía por Javier Milei.
Un movimiento homonacionalista en Argentina de corta vida fue “La Puto Bullrich”, un grupo formado por, principalmente, hombres liberales de derecha, que denunciaban al kirchnerismo por apropiarse de las banderas pertenecientes a la comunidad mediante el uso de espacios como la Marcha del Orgullo para agendas en contra del FMI o por la liberación de Milagro Sala. “La Puto Bullrich” tuvo a Agustín Laje como uno de sus principales referentes, un politólogo argentino relacionado con Milei y agrupaciones antifeministas como Varones Unidos, aliados en el disgusto por la “ideología de género”.


Según Campos, detrás del apoyo de la comunidad a sectores de derecha, abiertamente homofóbicos, transfóbicos y misóginos, hay una “cuestión clasista”. Además, el investigador opina que “acá la agenda xenofóbica está mucho más articulada en torno al odio al peronismo, porque también hay una concepción racializada del peronismo”, al mismo tiempo que agrega: “Como el cabecita negra, es una concepción más que social y étnica, es una cuestión muy politizada”.
Otro factor fundamental es el asimilacionismo, es decir, la tendencia de los grupos culturales minoritarios a adoptar la cultura del grupo dominante, incluso si esto significa renunciar a la propia. “En aquellos países donde se han avanzado con los derechos de gays y lesbianas, pero no con los de las personas trans, se genera cierta división al interior del colectivo”, argumenta el politólogo.
El avance de los derechos de matrimonio igualitario, por ejemplo, iguala a gays, lesbianas y bisexuales con los heterosexuales, al construir un status diferente. Muchas veces, este discurso se aprovecha por parte de los políticos de derecha que se refieren al “gasto” que generan las operaciones o tratamientos de afirmación o reasignación de género, dinero que supuestamente podría ser otorgado a una persona con menores recursos.
Hoy, las redes sociales y los medios digitales se convirtieron en el escenario principal donde se difunden discursos antifeministas y anti-LGBTIQ. Según el informe Sin Filtro de LLYC, espacios como X, Facebook, Instagram y TikTok son los más usados para estas disputas. En X, especialmente, creció la difusión de mensajes de odio y desinformación sobre temas de género, por lo que se calcula que la mitad de sus usuarios rechaza la causa feminista.
¿Qué está pasando en materia de género en la Argentina?
Desde 2015, el observatorio Ahora Que Sí Nos Ven, asociación civil que se encarga de relevar la cantidad de asesinatos motivados por razones de género publicados en los medios, registró unos 2.800 femicidios y travesticidios en Argentina. “Nuestro trabajo refleja cifras que entendemos son menores de las que hay realmente, porque los medios de comunicación no siempre reflejan estos casos en sus noticias”, expone su fundadora Raquel Vivanco. Este relevamiento se desarrolla en un marco político y mediático donde se cuestionan las políticas de género y los movimientos feministas.
En lo que va de 2025 se contabilizaron 200 femicidios, uno cada 36 horas. Solo en septiembre hubo 12 casos, entre ellos, el narcofemicidio de Brenda Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez en Florencio Varela. Mientras que los datos de octubre demuestran que esa cifra se duplicó. Por lo tanto, Vivanco señala que “esta realidad responde al recrudecimiento de la violencia machista que está arengada y motivada, en parte, por los discursos de odio promovidos por el gobierno nacional”.
En este contexto, y luego del doble femicidio cometido por Pablo Laurta, la ministra de seguridad Patricia Bullrich había asegurado en una entrevista: “Si lo que vos hacés es generar una idea de que estás empoderada y sos capaz de pisotear a cualquiera, sea hombre, tu padre o tu madre, si a alguien lo pisoteás, finalmente lo que termina pasando es que te viene en contra”.
El odio hacia los movimientos de mujeres se construyó y creció en lo que Claudia Benassini Félix llama la “manósfera”, hombres que se perciben como víctimas de un mundo feminizado. Del mismo modo en el que el homonacionalismo europeo y el homogorilismo argentino proponen una disyuntiva entre “Occidente” vs. “Oriente” o “Populismo” vs “Libertad”, estos movimientos de hombres plantean el virilismo protector de la familia tradicional, opuesto a las “locas”, “feas” y “sucias” feministas.
A trece años de la Ley 26.791, que agravó las penas para homicidios motivados por violencia misógina, Argentina atraviesa un proceso de recorte y cuestionamiento de las políticas de género. El presidente Javier Milei y el exministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona negaron la figura del femicidio y propusieron eliminarla del Código Penal. Actualmente, todas las políticas de género dependen del Ministerio de Justicia, que en la primera mitad de 2025 dio de baja 13 programas destinados a reducir brechas de género. A esto se suman los recortes presupuestarios de 2024 en el Programa Acompañar y la Línea 144.





Excelente perspectiva y redacción
Muy interesante el tema y super actual
Muy buena nota. No conocía lo que es el homonacionalismo, es un tema interesante.