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EL ARGENTINO QUE LE GANÓ LA CARRERA A DISNEY

  • Facundo Di Giorno
  • 14 ago 2024
  • 3 Min. de lectura

Quirino Cristiani realizó él solo 58.000 dibujos para lo que se convertiría en el primer corto animado de la historia del cine, llamado El Apóstol. Sin embargo, este filme fue destruido durante un incendio en 1926 y se volvió una de las piezas de material audiovisual perdido más importante de la historia argentina.



¿Quién diría que el primer “dibujito” sería una sátira política al expresidente Yrigoyen? A casi 100 años de su concepción solo se conservan unos pocos fragmentos gracias a fuentes secundarias como revistas que promocionaban el estreno de la película.


Casos como El Apostol son tratados por el proyecto “Preservación Audiovisual” bajo la dirección de la conservadora y restauradora, Laura Gómez, que se encarga de hallar soluciones de gestión para la conservación, restauración y estabilización de material fílmico tanto de archivo como de índole artística.


Escaneo del rollo de “Entre pitos y flautas”, cortometraje recuperado de Quirino Cristiani.


“El ciclo de vida de una película es la producción, distribución, exhibición y la fase final, la preservación”, explica Gómez, quien advierte que si los productores no conservan sus películas no van a llegar a permanecer en el tiempo. La investigadora también destaca la falta de políticas de estado necesarias para garantizar la preservación del material fílmico.

Para la restauradora “desgraciadamente, Latinoamérica tiene una historia de muchas pérdidas de archivos muy atadas a los vaivenes políticos y sociales, Además hay que mencionar que Argentina junto con Brasil y México son los mayores exponentes del cine de Latinoamérica y es Argentina la única que no tiene aún una cinemateca Nacional”.


Con respecto a la destrucción de las copias originales de El apóstol, la conservadora destaca que los materiales que se usaron en los comienzos de la cinematografía mundial eran de nitrato de celulosa, es decir, celuloide, que es un plástico auto inflamable que no necesita del fuego para entrar en combustión y puede incluso arder bajo el agua. Gómez puntualiza que esto le sucedió a muchas otras películas en el mundo y se considera que de la etapa de los inicios del cine se perdió un 80% de su totalidad.


Extracto de la película “Metrópolis”, que se consideraba perdida hasta que fue recuperada en Argentina por Fernando Martín Peña, director de Malba Cine.


“Es muy importante preservar los archivos fílmicos por el peso que tienen en la historia del siglo XX, pero se hace lo que se puede para llevarlo a cabo. Lo que existe es un poco por azar y otra gran parte gracias al personal que se adapta milagrosamente a los pocos recursos que les designan”, admite Gómez.


La investigadora comenta que un archivo audiovisual registrado, identificado, documentado y guardado en un ambiente controlado puede durar hasta más de 100 años, en cambio, cuando estas condiciones no están y se encuentra en un clima húmedo el tiempo de vida se acorta radicalmente. “Son los soportes magnéticos los más afectados, seguidos por los fílmicos y finalmente los ópticos”, agrega la restauradora.


Comparativa de la versión original de la película “Nueve Reinas” con su restauración de 2024, dada gracias a la preservación de su material fílmico.


Gomez advierte que Argentina no tiene políticas de estado ni ley general de preservación de archivos y agrega que no existe la figura del archivista en el organigrama del Estado y en el contexto actual “es imposible que esta situación mejore”. Un artículo de la revista de la Asociación Argentina de Estudios de Cine y Audiovisual comparte esta hipótesis de Gómez, al sostener que el Estado debe encargarse de subsidiar la producción y preservación cinematográfica para que esta industria sobreviva.


Por su parte, un trabajo académico realizado por Fernando Martín Peña sostiene que cuando el cine nacional era manejado por grandes estudios, se quedaban con la mayor parte del archivo concentrado en sus bodegas y corría el riesgo de incendiarse. “No fue hasta la creación de organismos nacionales de cine que se pudo empezar a preservar de mejor manera gracias a la utilización de subsidios para la producción independiente de material fílmico”, asegura Martín Peña.

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