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EL CONURBANO DEL FUTURO

  • Foto del escritor: Equipo elemental
    Equipo elemental
  • 6 jul 2024
  • 3 Min. de lectura

Ingenieros de la UNLaM realizaron una investigación sobre las distintas formas de organización en la que proponen dinámicas transformadoras del tejido urbano para mejorar la calidad de vida de todos.


¿Quién no se ha visto afectado por la mala organización del tráfico, de los servicios básicos y de los espacios comunes como plazas? ¿Quién no ha fantaseado con vivir en una ciudad “ideal”? Marcelo Alejandro López es ingeniero y director de Proyecto en la Universidad Nacional de La Matanza y, como tal, ha llevado esta pregunta más allá, cuestionándose como deberíamos reorganizar el conurbano.


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El conurbano y C.A.B.A suman 17,6 millones de habitantes, que lo posicionan como el 5to conglomerado más grande de América y el 3ro de Latino América, superado por San Pablo (22,1 M) y Ciudad de México (25,1 M). Fuente: City Population.


Seamos sinceros, el conurbano puede despertar pasiones y ser amado por gran parte de su población, pero la mala distribución de gente y recursos, sumado a la falta de planificación respecto a obras esenciales, es un problema que afecta a toda su población.

López sostiene que el “lujo” del espacio público es una forma de socialización de la riqueza y redistribución de los ingresos, por eso hace especial énfasis en “revalorizar la estética, la monumentalidad y la calidad de estos por su valor simbólico y su función integradora”.


El proyecto de reorganización tiene por objetivo conseguir la integración de la comunidad a una ciudad que sea más igualitaria. Para ello, propone la creación de espacios sostenibles desde lo social, lo económico y lo ambiental.


El ingeniero y director de esta investigación toma como objeto de estudio el partido de La Matanza, ya que allí encontramos ciudades del primer, segundo y tercer cordón. “El área urbana de investigación se caracteriza por la fragmentación, la inequidad y paradójicamente, el despilfarro, por ejemplo, en las redes de infraestructura extensas y subutilizadas (falta de planificación)”, observa el estudio y señala que el crecimiento discontinuo de las urbes fragmenta el espacio libre. “La evidencia empírica. que relaciona mayor densidad con mayor sostenibilidad ambiental, social y económica, es notoria”, enfatiza.


Sin embargo, mayor densidad no implica hacinamiento, sino redes de calles con diversas actividades en el “nivel vereda”. Por eso propone edificaciones de no más de 4 pisos que impidan la dispersión ilimitada de la población, como en Brasilia o Barcelona, ciudades que juntaron 9 manzanas con pequeñas calles internas adoquinadas para permitir la filtración de agua. También plantaron árboles nativos para incentivar el uso de bicicletas u otros medios de transporte “de baja velocidad”. 


El otro pilar del proyecto es la fluidez del tráfico, para lo cual propone la generación de nuevos corredores exclusivos destinados al transporte público y otros para el tráfico en general que se dividen en dos escalas. “Los corredores de escala suburbana posibilitan conectar centros existentes, nuevas centralidades y otros puntos nodales entre sí o con los corredores regionales de mayor jerarquía”, explica.


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“Súper bloques” de edificios en Brasilia. |Fuente: B.B.C. News


Revisemos entonces el desarrollo de las ciudades que López utiliza de referencia.


El ejemplo de Brasilia nos queda un poco lejos, ya que fue planificada desde cero en 1956 por el urbanista Lucio Costa, quien diseñó conjuntos de edificios para las zonas residenciales que estaban rodeados de vegetación. En estos "súper bloques" todos los edificios se apoyaban en pilares y creaban espacios verdes a nivel vereda para que los habitantes pasearan y tuvieran contacto con su comunidad.


Barcelona, en cambio, fue fundada en el siglo VIII a.C. y originalmente estaba rodeada por murallas que impedían su crecimiento por lo que, durante la primera Revolución Industrial (1760-1840), la ciudad aumentó la densidad al punto que la falta de circulación de aire era un riesgo para la salud.


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Actualidad de los jardines internos de Cerdá. |Fuente: Google


Entonces, si estaba peor que el conurbano ¿Cómo llegó a ser un ejemplo? Junto con la demolición de las murallas, en 1856, se dispuso un “Plan de Ensanche”, diseñado por el arquitecto Ildefonso Cerdá, basado en dos pilares de la conducta humana: traslado y reposo. El traslado facilitaba la vinculación con municipios aledaños mediante corredores urbanísticos, que se transformaron en puntos de paseo y encuentro social. Respecto al reposo, Cerdá diseñó edificios con jardines internos comunes, llamados “intervías”, para favorecer la ventilación e iluminación. El espacio abierto era equivalente al espacio edificado.


Desconocemos que tendrán en mente los gobernantes para nuestra organización urbana, si es que tienen algo planeado. Pero el proyecto de Marcelo Alejandro López se basa en proyectos tangibles. Y si bien hoy en día esto parece lejano, el futuro llega tarde o temprano.

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