top of page

EL CUERPO FEMENINO, UN TERRITORIO OLVIDADO

  • María Victoria Guerrero
  • 25 nov
  • 4 Min. de lectura

Reportes científicos han demostrado sesgos de género en la educación universitaria y en las investigaciones científicas, atribuidos a la “visión patriarcal del mundo”. El impulso del movimiento “Ni una menos” intenta cambiar esta tendencia.


ree

Casi el 50% de la población mundial, la población femenina, al acudir al médico, ser diagnosticada y tomar medicaciones, se expone a sufrir efectos que nunca han sido estudiados o previstos en las características de su anatomía. En las ciencias se ignora, en la gran mayoría de los casos, las diferencias biológicas y sociales entre hombres y mujeres, provocando que las investigaciones se basen en los cuerpos masculinos. Esta preferencia de la ciencia por los hombres, condicionada en parte por la formación que aún reciben los académicos y profesionales, perjudica la calidad de la atención médica de la mitad de las personas.


Las mujeres en los márgenes de la ciencia y la educación


ree

Mari Luz Esteban es doctora en antropología social de la Universidad de Barcelona y es autora del artículo "El Estudio de la Salud y el Género: Las Ventajas de un Enfoque Antropológico y Feminista".



Sobre este sesgo en la investigación advierte: “no se pretende que a la hora de llevar adelante investigaciones se contemple la diferencia sexual como un principio absoluto, pero sí que se haga una selección adecuada de las diferencias y similitudes entre hombres y mujeres en sus aspectos biológicos y sociales”.


Ana María Franchi, ex presidenta del CONICET (2019-2023), Investigadora superior y directora del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos (CEFYBO) y Doctora de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), se especializó en la situación de las mujeres en los organismos de Ciencia y Tecnología durante su presidencia. La gestión de Franchi estuvo marcada por múltiples logros en la cuestión de género. En diálogo con Elemental Ramón, aseguró que tras dos décadas de dedicarse al análisis de la posición de las mujeres en el ámbito de las ciencias, recién a partir del año 2018, tras el movimiento “Ni Una Menos”, se comenzó a contemplar la situación de las mujeres en los ambientes científicos a través de las revistas más importantes de ciencia.



Antes, era mínima la cantidad de trabajos que se publicaban con animales hembra, porque las hembras ciclan y eso dificulta la investigación en cuestiones de facilidad y de presupuesto, explicó la directora del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos.

“El tema género atraviesa la ciencia, lo que pasa es que lo tenemos que notar, tenemos que tener en cuenta que la ciencia atraviesa la vida”, advirtió la investigadora.



Dado el impacto de estos estudios, en septiembre de 2025 se celebró el XV Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Género en Montevideo, Uruguay, que analiza desde hace más de 20 años la ciencia y la tecnología desde una perspectiva de género. El encuentro científico intenta romper los paradigmas y conceptos que se han desarrollado en los estudios técnicos o científicos, denunciar los abusos, la explotación, las injusticias históricas que viven ciertos grupos en esta esfera y ofrecer soluciones para un sistema inclusivo e igualitario. Allí se expusieron las políticas públicas y los saberes con la finalidad de indagar la situación y proponer soluciones y demandas ante las necesidades de género.


Hace ya casi 3 décadas, la Conferencia Mundial de la Educación Superior señaló el rol de la enseñanza en la delimitación de la brecha de género, proveniente de los sesgos en la creación del conocimiento. Según estudios de la Universidad Nacional de Barcelona, para implementar estrategias y acciones que consideren a los grupos minoritarios se necesita cambiar el diseño curricular, el cual nace de la visión patriarcal del mundo.





En el último tiempo, muchas universidades han incorporado temáticas y materias relacionadas con dimensiones culturales y sociales de la salud, como socio medicina, desarrollo humano y social, medicina comunitaria y diversos programas para la incorporación de la perspectiva de género.


En 2006 la OMS (Organización Mundial de la Salud) desarrolló un currículo para capacitar a las instituciones sobre género, derechos y salud e impulsó un acuerdo común sobre género y educación médica. A su vez, en el 2015 se mostraron los avances en el Sex and Gender Medical Education Summit, un evento para mejorar la enseñanza del género y sexo en la educación médica, al que acudieron 111 universidades.


ree

La conciencia sobre las desigualdades de género, para verse reflejadas en la labor científica, debe estar presente en las estructuras sociales, sostiene la ex presidente del Conicet. “Las universidades pueden hacer muchísimo, sobre todo en el cambio cultural, al generar conciencia sobre la desigualdad de género, ya que no solo existe violencia de quienes están en una posición superior hacia quienes están abajo, sino también entre personas del mismo nivel”, explicó.


En la actualidad persiste la resistencia de muchas universidades a la implementación de políticas de cambio en la perspectiva de género. Muchas autoridades académicas le restan importancia al enfoque, ya que, algunos consideran que son temas exclusivos de las mujeres, otros no reconocen los problemas de sesgos de género y se oponen a cambiar la enseñanza tradicional o se justifican en la sobrecarga curricular.

En la actualidad persiste la resistencia de muchas universidades a la implementación de políticas de cambio en la perspectiva de género.

Se decía a nivel general que “ya está resuelto el tema género”, y algunos directores se molestaban por tener que hacer el curso impuesto de la ley Micaela, ejemplificó Franchi sobre las resistencias a una de las políticas que impulsó durante su presidencia en el CONICET.


El aumento de la calidad en la atención médica para las mujeres se puede lograr a partir de la innovación en los currículos de la formación del personal médico y en las investigaciones de las ciencias de la salud incorporando la bioética, la equidad de género y las posibilidades de ejercer los derechos en salud. Franchi propone formar doctores e investigadores competentes en género que desarrollen estrategias para identificar, comprender y afrontar las desigualdades en salud relacionadas con el sistema sexo/género.



Para los expertos consultados, la ciencia, lejos de ser neutral, es un reflejo de las desigualdades que la rodean. Es por ello que en las investigaciones científicas proponen trabajar sobre las diferencias biológicas y sociales y en la educación, integrar en las currículas la consigna del género, no como un tema aislado, sino como un eje transversal que integre desde la ética hasta la práctica clínica. No se trata de reemplazar un estándar por otro, sino de reevaluar el conocimiento y construir uno que, por fin, incluya a todas las personas.


Comentarios


bottom of page