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EL PERVERSO SECRETO DE LA INDUSTRIA AGROQUÍMICA

  • Collado Julieta Yazmín
  • 19 nov 2024
  • 6 Min. de lectura

Habitantes de la provincia de La Pampa y científicos del CONICET denuncian el exceso de concentración de Glifosato en el agua potable de la región.


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La cautiva (1839) – Esteban Echeverría

“¡Cuántas, cuántas maravillas, sublimes y a par sencillas, sembró la fecunda mano de Dios allí! ¡Cuánto arcano que no es dando al mundo ver! La humilde hierba, el insecto. La aura aromática y pura; el silencio, el triste aspecto de la grandiosa llanura, el pálido anochecer. Las armonías del viento dicen más al pensamiento de todo cuanto a porfía la vana filosofía pretende altiva enseñar. ¿Qué pincel podrá pintarlas sin deslucir su belleza? ¿Qué lengua humana alabarlas? Sólo el genio su grandeza puede sentir y admirar”.

Así podía describirse a la región pampeana hace no mucho tiempo, una región de gran admiración, rodeada de maravillas terrenales, sublime y admirable. Decenas de escritores intentaron acercarse a su belleza a través de las palabras, poemas y escritos, y, aun así, no lograron describir esa esencia de ensueños. Sin embargo, hoy esa belleza esconde un oscuro devenir. Víctimas de las que nadie habla. Una industria que se fortalece. Riqueza para unos pocos. Y un destino fatal para aquellos inocentes que creen vivir en la tierra prometida.


Desde hace años, científicos e investigadores denuncian el letal impacto de los agroquímicos en la salud de la población pampeana. Luego de que el reconocido científico Andrés Carrasco se enfrentara de manera directa con la industria agroquímica, más estudios salieron a la luz. A pesar de que las empresas intentaron silenciar y desacreditar dichas investigaciones por sus intereses económicos, la gravedad de la emergencia sanitaria de la población en la región pampeana fue imposible de ocultar.


El 7 de diciembre de 2023, Mariano Garmendia, el entonces presidente del Instituto

Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) confirmó la presencia de Glifosato en el agua

potable de la región pampeana y dio a conocer una importante investigación que formó parte de un programa financiado por la Unión Europea, llamado Sprint (Transición Sostenible de Protección Vegetal) donde se tomaron muestras de más de 10 países.


“La aplicación de plaguicidas en Argentina ha ido en aumento desde 2000. Sin embargo, el seguimiento de los plaguicidas en el agua potable carece de actualizaciones periódicas”, menciona el resumen del estudio.


Los investigadores que realizaron el estudio detallaron la urgencia de regular el uso de pesticidas: “Existe un alto porcentaje de pesticidas y productos de degradación del agua potable. Aunque las empresas locales de suministro de agua controlan la calidad del agua potable para detectar pesticidas y productos de degradación en cumplimiento de la normativa argentina, la población está expuesta a productos químicos que no son monitoreados por la obsolescencia de las normas vigentes".


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Pero... ¿Qué es el Glifosato?


El glifosato es un herbicida desarrollado para eliminación de hierbas y arbustos, que interfieren en la cosecha.


El glifosato es el principio activo del herbicida Roundup producido por la compañía Monsanto (empresa estadounidense productora de agroquímicos y biotecnología). La empresa también patentó en algunos países la soja transgénica resistente al glifosato, una tecnología que permitió la aplicación del herbicida en cobertura total sin afectar el cultivo, mediante la fumigación aérea. Es el más utilizado del mundo y sobre todo en Argentina. El glifosato se convirtió en objeto de controversia desde el punto de vista toxicológico y ambiental.


Desde 2015 se encuentra clasificado como probable carcinógeno por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud. En consecuencia, algunos países han prohibido o limitado su uso.


¿Qué ocurre con los habitantes de la provincia de La Pampa?


El 7 de agosto de 2019, vecinos autoconvocados de varias localidades pampeanas como Realicó, General Alvear, Rancul y Santa Rosa, formaron el espacio “La Pampa libre de agrotóxicos” y presentaron un petitorio a Carlos Verna, por entonces gobernador de la provincia de La Pampa donde exigieron la prohibición del uso del glifosato.


Inés Strizzi, una de las impulsoras de este espacio, se encontraba en 2019 enfrentando un tratamiento oncológico que la llevó a investigar sus causas. “En este proceso me encontré con otras luchas, otras búsquedas y otras realidades, y muchas que ponían el foco en este modelo agroindustrial de la Argentina, en los agrotóxicos y en el cáncer como una consecuencia de este modelo, de este paradigma de producción”, cuenta.


Strizzi comenzó a trabajar con gente de varias localidades para impulsar una ley provincial de aplicación de distancias y agroecología. En sus días de investigación conoció otras historias. “Escuchamos a la gente, había muchas personas con problemas de salud o en su trabajo”, recuerda.


“La Municipalidad colabora en todo; si tenés que viajar al médico, te ponen un auto, te hacen la gestión para la medicación o para sacar turnos en General Pico. Te dan una mano, entonces, te quedas calladito o estás agradecido con eso, y no levantás la voz, es muy perverso”, agrega.


Según el Instituto Nacional del Cáncer, La Pampa es la tercera provincia con mayor cantidad de casos de cáncer con un porcentaje del 30% de los casos, después de Santa Fe y Córdoba.


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Erupciones cutáneas producidas por los agroquímicos

¿Qué opina la comunidad científica?


El investigador del CONICET y activista ambiental, Guillermo Folguera, plantea su preocupación por la situación actual en la región pampeana y alrededores: “En cualquier estudio que se realiza de presencia de químicos en el agua, en el aire, en la tierra

o en los cuerpos, aparece el positivo”.


Folguera denuncia que tanto el glifosato como otros productos agroquímicos generan efectos de muchísima gravedad. “Los efectos agudos son a corto plazo y pueden ser cutáneos, respiratorios, entre otros; los problemas a largo plazo, se relacionan con la tiroides, problemas como el cáncer, abortos espontáneos o malformaciones”, afirma.


El investigador manifiesta su preocupación por el futuro de la población afectada. “Los problemas a futuro tanto del Glifosato como de todos los tóxicos que se usan pueden ser sanitarios, como de desigualdad social, contaminación química de agua, aire y tierra, éxodo rural a las grandes urbes, pérdida de la soberanía alimentaria y una serie de consecuencias que evidentemente tienden a agravarse”, sostiene.


“La provincia de La Pampa, hasta donde tengo entendido, reproduce gran parte del esquema y de la complicidad absoluta que tienen los gobiernos provinciales en torno a los agronegocios y parecen defender mucho más a los productores que a las comunidades que viven ahí y a la naturaleza”, sostiene Folguera.

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Desacuerdos en la comunidad científica


A pesar de las investigaciones, existe una interna relacionada con los intereses económicos de la industria agroquímica que divide a la comunidad científica.


“Como investigadores tenemos un compromiso absoluto con la comunidad que paga nuestros sueldos, pero además sobre la cual nos hemos comprometido a ayudar y a cuidar. Después hay una serie de investigadores que parecen defender más los intereses de las corporaciones que a las propias comunidades y a la naturaleza. En lo personal confío plenamente en investigadores de todo el país que están poniendo su cuerpo y su saber para frenar esta locura del veneno en nuestro territorio”, afirma Folguera.


La grieta dentro de la comunidad científica se ve reflejada en las declaraciones de los científicos, que muestran distintos puntos de vista.


Daniel Buschiazzo, investigador del CONICET e Ingeniero Agrónomo, sostiene una postura diferente con respecto a la urgencia de regulaciones: “Nuestros resultados son muy parciales, incipientes en muchos aspectos, y no son suficientemente robustos como para

asesorar al gobierno provincial para que defina políticas al respecto".


El científico sostiene que aún no hay suficientes investigaciones. “Se necesitan más estudios, inclusive en coordinación con químicos, biólogos y médicos, entre otros. Estudiar estos temas es vital, pero debe realizarse con seriedad y rigurosidad metodológica”.


“Con respecto a la difusión de estos resultados, somos muy cuidadosos con el mensaje y tratamos de no divulgar más allá de lo que nuestros datos muestran. Nos ha pasado que en publicaciones periodísticas han interpretado mal nuestros estudios y han titulado "Respiramos Glifosato" afirmando cosas que no muestran aún nuestros resultados y llevan mensajes innecesarios de preocupación a la población", explica en diálogo con esta cronista.


Buschiazzo reconoce que existe presencia de glifosato en los suelos pero aclara: “Esto es lógico porque el herbicida se usa y uno de sus destinos es el suelo. Lo que nosotros hemos estudiado es cuánto se podría emitir como polvo a la atmósfera, pero no sabemos si termina acumulándose en el aire que respiramos y qué efectos tendría sobre la salud humana, no ha sido estudiado, qué pasará, si terminará desapareciendo, si se emitirá a la atmósfera con el polvo, o si seguirá transformándose”.


“La provincia de La Pampa tiene regulaciones, se hacen cursos de capacitación para profesionales en forma periódica y se organizan sistemas de recolección y acumulación de envases vacíos, que representaban un gran peligro de contaminación”, agrega el ingeniero agrónomo, aunque no menciona la existencia de medidas concretas respecto a los pesticidas y su utilización.


En 2018 fueron aprobadas en la provincia de La Pampa dos disposiciones, donde se prohibió el ingreso de máquinas fumigadoras a los pueblos y el almacenamiento de bidones en galpones. Sin embargo, según las denuncias de los ciudadanos, las

disposiciones nunca se llevaron a la práctica.


“Los principios son estériles si no se vuelcan a la realidad”. Esteban Echeverría

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