EL SUPERHÉROE QUE DERROTA AL ACOSO ESCOLAR
- Thiago Caballero
- 4 jul
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Argentina ocupa el tercer lugar de mayor cantidad de casos de bullying a nivel mundial, según datos relevados. Un proyecto noruego busca reducir este tipo de intimidación.

Algunas de las personas que pasaron por la primaria o la secundaria tuvieron la mala suerte de cruzarse con un compañero que los molestaba y denigraba tanto física como verbalmente, lo que se conoce hoy como “bullying”, conducta que “afecta a 7 de cada 10 niños en Argentina” según la ONG Bullying Sin Fronteras.
Para combatir esta problemática, el método puede ser el Programa de Prevención del Bullying, creado por el psicólogo Dan Olweus (1931-2020) que se aplica desde 1983 en instituciones de muchos países. Una de las últimas naciones en aplicarlo fue Alemania, en 2021, donde la investigadora Susan Limber reveló que “de 5200 víctimas de acoso en 16 escuelas, los sucesos se redujeron un 25% en un año”.

Para empezar, ¿qué es el bullying? La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) lo define como una “situación de violencia”, que sucede entre pares dentro de un grupo amplio como la escuela, y a la vez es un “fenómeno intencional que se realiza de manera presencial y se repite en el tiempo de manera sistemática hacia uno o varios individuos”. También aclara que “no toda situación violenta entre compañeros es bullying, como por ejemplo, una pelea entre dos grupos de chicos o una situación de violencia desencadenada por un hecho particular”.
“El hostigamiento estudiantil provoca principalmente la depresión, la disminución del rendimiento escolar, el no querer ir a la escuela, síntomas psicosomáticos como dolores de cabeza o panza a raíz del estrés, y es un factor que puede contribuir al suicidio, si es que la víctima ya tenía otros trastornos psicológicos”, asevera el investigador del CONICET, doctor en Psicología y especialista en bullying y ciberbullying en adolescentes, Santiago Resett.
Frente a este peligro, el experto recomienda la implementación del Programa de Prevención del Bullying de Olweus (OBPP) y lo define como un “proyecto que previene el acoso desde un punto contextual”, en el cual “no se aprueba ninguna agresión”, y “requiere mucha participación de los docentes, quienes deben mejorar las relaciones entre compañeros y castigar a los responsables de los problemas”. Además, el doctor en Psicología agrega que “el modelo necesita planificación para aplicarse bien en el colegio y una capacitación adecuada para los maestros”.
El gran desafío
El especialista explica que “Argentina no cuenta con un plan de intervención integral para oponerse a esta problemática”, por lo que sugiere esta iniciativa noruega, que “ya tiene varias investigaciones a nivel mundial”.
Sin embargo, remarca que “debe ser adaptado al país con un estudio previo para saber el grado de problema que hay, las particularidades que se presentan y la inversión que se necesita en determinadas provincias”.
“No se pueden extrapolar intervenciones de otros países acá, ya que la realidad de las escuelas nacionales no es la de Suecia o Alemania, y también cada provincia tiene inconvenientes distintos, no todas son iguales a Buenos Aires”, aclara el profesional especializado en casos de acoso juvenil.
Un ejemplo de las implicancias que trajo consigo el bullying en Argentina es el hecho de que “un 24.4% de los estudiantes prefieren no contar a nadie que son acosados”, según un informe realizado en 2024 por el Ministerio Público Tutelar de CABA a 1.380 chicos y chicas de entre 12 y 18 años en la Ciudad de Buenos Aires.

La asesora General Tutelar, Carolina Stanley, señala: "No encontrar los modos de pedir ayuda a las personas confiables podría implicar posibles riesgos, ya sean conductas autolesivas sean éstas de orden alimentario, físico o psicológico".
Por su parte, Resett añade que “las víctimas no le cuentan a sus padres porque no quieren involucrarlos y también creen que si piden auxilio entonces el hostigamiento va a ser peor, porque los van a tachar de “buchones”, pero la mejor solución es buscar amparo desde temprano”.
“Los profesores en el Programa de Olweus construyen relaciones positivas con los alumnos a través del habla e incentivan a que interactúen con los demás, para que no sean rechazados”, sostiene el académico en Psicología y añade que “ellos son los principales responsables de parar el bullying e identificarlo, por eso deben estar capacitados, por ejemplo, saber qué es el acoso y hacer respetar a los chicos los acuerdos de convivencia dentro de los colegios”.
El plan de prevención en las escuelas actúa sobre un hecho de intimidación a través de una serie de pasos: en primer lugar, busca detener al compañero que agrede físicamente; en segundo lugar, brindar confort y tranquilidad al estudiante victimizado; en tercer lugar, dialogar con los involucrados en el acto de agresión, incluso espectadores, con el fin de remarcar que no vuelva a ocurrir; en cuanto lugar, comunicar a los padres los hechos ocurridos y las acciones tomadas; en quinto lugar, monitorear la conducta del alumno o alumnos implicados y por último, evaluar cómo se siente la víctima.
“Los castigos que el proyecto aplica sobre el transgresor son proporcionales a la falta y fáciles de implementar; por ejemplo, si por primera vez un chico molesta a otro y le dice “tartamudo”, entonces tendrá un llamado de atención, pero si la transgresión sigue, las consecuencias van a ser más graves, como tener que ir a hablar con el director o estar en un aula aislado durante los recreos”, afirma el experto en bullying escolar.
En un artículo, la especialista en violencia estudiantil Susan Limber informa que, tras implementar durante dos años el plan de precaución a 70000 estudiantes de 3º a 11º grado de 210 escuelas de Pensilvania, EE. UU., “aproximadamente 2000 alumnos dejaron de ser intimidados”. La página oficial del Programa de Prevención del Acoso Escolar de Olweus destaca: “Esta es la mayor evaluación del OBPP hasta la fecha en Estados Unidos”.
El proyecto logra resultados positivos porque, a juicio de Resett, “trabaja y plantea normas sobre distintos niveles, desde el más macro al más micro, entre los que se encuentran la escuela, el aula, el individuo y la comunidad”.

La ONG Bullying Sin Fronteras confirma un preocupante incremento de los casos de intimidación en Argentina, que pasaron de 50.250, entre 2022 y 2023, a 270.000 en 2024.

Para concluir, el especialista del CONICET sostiene que “el bullying no se previene solo si llevás a un experto a que haga una charla, se produce cambiando la forma en la que los sujetos actúan, preparando a los docentes y escuchando a los chicos”.
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