EMBARAZO ADOLESCENTE: ¿CÓMO REACCIONAN LAS FAMILIAS?
- Equipo elemental
- 14 may 2024
- 3 Min. de lectura
Un estudio muestra un descenso en la natalidad e indaga sobre los efectos de los
vínculos en la crianza.
En la película “La joven vida de Juno”, la protagonista menor de edad decide dar en adopción a su bebé acompañada del padre y una amiga. Pero, no todos los caminos son iguales. En “Love, Rosie”, el personaje principal elige criar a su hija como madre soltera con el respaldo de su círculo íntimo, quienes la animan a seguir en la Universidad. Más allá de la ficción, ¿cuál es larealidad del embarazo precoz en La Matanza?
La Tasa de Fecundidad Adolescente (TFA) indica que ocurren 17, 36 nacimientos por cada 1.000 mujeres entre 15 y 19 años que residen en la zona matancera, en claro proceso descendente. Sin embargo, como nos recuerda el geométrico estadounidense, William Thurston, “las matemáticas no se tratan solo de números, ecuaciones, cálculos o algoritmos: se trata de comprensión”.
“El fenómeno aún constituye un problema de Salud Pública, al mismo tiempo que repercute negativamente en las trayectorias afectivas, educativas y laborales de los involucrados”, plantean Marcelo Silvio Barrera y Marina Franco, especialistas en Enfermería, en el artículo “Embarazo adolescente: características de las familias de padres/madres adolescentes y acciones de protección, rechazo o empoderamiento”.
Estadísticas de acuerdo con la publicación “Indicadores de Salud en la Adolescencia para La Matanza y el Gran Buenos Aires” (elaboración propia)
Cada acción implica una reacción
El director del proyecto, Marcelo Silvio Barrera, explica que “los sistemas familiares pueden
responder positivamente con actitudes inclusivas de cuidado (denominadas protección) o
comportamientos que les den autonomía a los recientes padres (empoderamiento)”.
Asimismo, reconoce que existe una categoría conformada por conductas de descuido que
parten de la negación (rechazo).
El experto asevera entonces que “las redes de parientes y amistades son fundamentales para la gestación, la cual supone conciliar tanto el mundo privado como el trabajo”. En
consecuencia, el especialista teoriza que existe “un prototipo de familias modernas, en donde los adultos privilegian la inserción profesional de la pareja más que su propia unión
matrimonial”.
Para el investigador, los vínculos de las nuevas generaciones se caracterizan por el hecho de que los padres de los adolescentes finalizaron sus estudios secundarios, hicieron una planificación familiar al comenzar el matrimonio y refirieron a la importancia de los estudios universitarios. Sin embargo, en la sociedad se distinguen también otras categorías de hogares, como los llamados “tradicionales”.
En este último perfil, los integrantes tienen estudios primarios completos, trabajan en el sector informal y sus mayores intereses son que los jóvenes se centren tanto en la esfera
reproductiva como en las emociones, es decir, en los modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, una persona, un lugar o un recuerdo que le produce reacciones psicofisiológicas.
Dos caras de la misma moneda
Según una investigación del Ministerio de Salud de la Nación, las adolescentes con hijos tienen menos probabilidades de terminar sus estudios secundarios, al verse más afectadas por el desempleo y por el tiempo dedicado a las tareas domésticas. Al respecto, Barreras explica que “los individuos sienten al principio sorpresa y angustia, pero con el nacimiento del bebé surgen actitudes de protección”.
A juicio del graduado de la Universidad de Buenos Aires, las expectativas de los sujetos se
distinguen entre sí a causa de “los procesos de interpretación y perspectivas que son asociadas con la fecundidad, hecho que suele ser amenazante para las planificaciones de los
adolescentes”, quienes pueden experimentar miedo, una sensación desagradable e intensa
ante la percepción de un peligro real o imaginario.
Según el estudio de Barreras y Franco, “las esferas tradicionales esperan que sus hijos se
centren en el ámbito reproductivo con dedicación plena tanto en la crianza como en la
construcción de un hogar”. En consecuencia, los expertos observan que los parientes más
cercanos “desarrollan conductas de soporte, en otras palabras, buscan estar siempre ahí desde la protección económica o realizando las tareas domésticas del adolescente”.
El saber no ocupa lugar
El sociólogo destaca que “los abuelos generan estrategias de cuidado que van desde construirle una casa a la pareja hasta atender a los bebés”. A propósito de ello, el psicólogo estadounidense, Daniel Goleman, hace hincapié en la importancia de la inteligencia emocional, es decir, la capacidad de ser consciente de las propias emociones y controlarlas para gestionar tanto los objetivos individuales como las relaciones interpersonales.
Por último, el artículo de los profesionales matanceros advierte que el embarazo adolescente puede provocar un menor nivel de educación y de status socioeconómico que funciona como un mecanismo de producción de pobreza. De este modo, los autores enfatizan en el valor de la Educación Sexual Integral (ESI) al constituir un espacio sistemático y transversal de enseñanza, que se basa en contenidos socialmente significativos sobre sexualidad.
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