LA BATALLA CULTURAL POR LA ESI
- Bianca M. Parisi Marchesin
- 25 nov
- 4 Min. de lectura
En casi dos décadas, la ley de Educación Sexual Integral mostró resultados positivos, pero hoy enfrenta un nuevo ciclo de ataques, encabezado por el actual gobierno nacional.
Durante la campaña presidencial de 2023, el entonces candidato a presidente, Javier Milei, definió a la Educación Sexual Integral (ESI) como “un mecanismo mediante el cual se deforma la cabeza de la gente”. También, criticó que el programa se lleve a cabo con “los impuestos que el Estado recauda violentamente”.
Hoy, a dos años de la llegada de La Libertad Avanza al gobierno, la ESI ha sufrido numerosos embates en nombre de la libertad. Desde el recorte del Presupuesto Nacional hasta el discurso del presidente en el Foro de Davos. Y aunque las posturas opositoras a la ESI no tienen un origen común, hay un punto que todos ellos ignoran: el impacto positivo en Argentina desde la implementación del Programa Nacional de Educación Sexual Integral.
¿Cómo funciona la ESI?
La Ley 26.150 de Educación Sexual Integral en Argentina está vigente desde 2006. A diferencia de otros programas de educación sexual, no se limita a la salud reproductiva. En cambio, propone una enseñanza que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, emocionales y éticos de manera transversal a las distintas materias.

“En otros países se replican otros modelos, más biomédicos o biologicistas, y no tanto con la mirada puesta en los vínculos, en la afectividad, en la diversidad o la perspectiva de género como lo propone nuestro programa”, destaca Georgina Russo Sierra, Magíster en Psicología Educativa (UNAV, España) y becaria del CONICET-Rosario.
A su vez, Russo indica que la ESI proporciona herramientas para hacer a las niñas, niños y adolescentes menos vulnerables al abuso sexual. En este sentido, resulta fundamental que la ESI no se limite al ámbito familiar, ya que la mayoría de los casos denunciados de abuso ocurren justamente dentro de los hogares.

Ahora bien, si la ESI pareciera ser una política pública que garantiza derechos como la prevención del abuso, del embarazo adolescente, de las enfermedades de transmisión sexual, y la aceptación de las diversas identidades, ¿por qué hay sectores que la cuestionan?
La ESI como territorio de disputa
Durante la última década, en varios países del mundo se han consolidado gobiernos identificados en el amplio espectro de la derecha: demócratas liberales, populistas de derecha, neoconservadores, anarcocapitalistas, entre otros. Sin embargo, a pesar de la heterogeneidad de los funcionarios y de los planes de gobierno, se puede identificar la oposición a las políticas de género y sexualidad como un ideal compartido.
En Argentina no es diferente. El presidente, inspirado por la línea teórica de Murray Rothbard, comenzó su carrera política rechazando la intervención del Estado en cualquier ámbito. Pero, comprendió que necesitaba ayuda del conservadurismo religioso para ganar las elecciones. La libertad se redujo a la libertad de mercado, el anarcocapitalismo se convirtió en neoliberalismo y surgió la alianza entre Javier Milei y Victoria Villarruel, en la que convergen diversos sectores de la política.

Así, la Libertad Avanza logró condensar entre sus votantes actores de ideologías muy diferentes que, ante la disconformidad con el modelo económico que se encontraba vigente, encontraron en el progresismo y la “agenda de género” un enemigo común. Según el investigador del CONICET, Facundo Boccardi, la ESI fue elegida por estos agentes como un lugar donde se iba a poner en juego una “batalla cultural” debido a lo que representa socialmente.

La ESI marca simbólicamente el inicio de un proceso de ampliación de derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos que concluyó en 2020 con la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. “Al principio la ley ni siquiera hablaba de perspectiva de género, pero fue muy receptiva a las demandas del feminismo y al incorporarlas se convirtió en una bandera de los movimientos sociales que la reclamaban”, agrega Boccardi.
La importancia del discurso
El investigador plantea un recorrido hasta llegar a la disputa actual por la ESI. “En la década del 90 tuvimos una primera experiencia en Argentina de neoliberalismo que introdujo un montón de posiciones discursivas que quedaron operando de distintas maneras”, comenta el lingüista.
Cuando esas formas de pensamiento, que viven en la periferia, vuelven a la centralidad mediante los gobiernos neoliberales, se pone en peligro la ESI. “A medida que el discurso circula se va sedimentando, se van produciendo nuevas capas de sentido, y estas capas emergen en ciertos momentos y en otros se retraen.”, explica el doctor en Semiótica acerca de la construcción del sentido social.
Si bien durante la presidencia de Mauricio Macri se implementaron medidas neoliberales, el discurso que predominaba en la época era feminista, iba de la mano con la creación del movimiento “Ni Una Menos”. A su vez, mientras el gobierno nacional había desfinanciado la implementación de la ESI, también se vio presionado por los organismos internacionales a incorporar en 2019 el “Plan ENIA”, un programa enfocado en la salud sexual que tenía como fin terminar con los embarazos adolescentes y que la administración actual de Milei discontinuó.

Hoy, por el contrario, los discursos producidos por las derechas globales son la hegemonía política y social. Según el investigador, cuando este discurso se vuelve central uno de los principales riesgos es que los crímenes de odio aumentan porque desde una “posición de poder” se degrada la idea del “sujeto de derecho" y, al mismo tiempo, se avala todo “lo que va en contra de ello”.

Desde su perspectiva de trabajo dentro de las aulas, la psicóloga Russo Sierra admite que uno de los mayores peligros es que ciertos docentes que solían aplicar la ESI sin acompañamiento institucional, hoy prefieren no hacerlo por miedo a que los padres los denuncien. “También hay docentes que están atravesados por estos discursos religiosos o pensamientos muy conservadores”, subraya.
De acuerdo con la investigadora, la función de la ESI no finaliza en la sanción de la ley, ni en el financiamiento o la aplicación de la misma. Es necesaria, paralelamente, la divulgación de la normativa y de los resultados positivos que tuvo en el país. “A la ESI hay que militarla en todos los ámbitos posibles”, concluye.





Muy bueno el artículo, felicitaciones por tratar un tema que sigue causando polémica, saludos!
Me encantó la nota, está súper completa y la entrevista le aporta un montón. Me gusta que hay un análisis histórico y hasta sociológico tanto de los efectos de la ESI como de las políticas en contra de esta. Genial!