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LA OTRA CARA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

  • Nicolas Russo
  • 25 nov
  • 4 Min. de lectura

El calentamiento global no es un concepto abstracto: es tan real como el hecho de sentir que cada verano es más agobiante que el anterior. En Argentina, la temperatura promedio aumentó hasta 0,5 °C en los últimos 60 años, y en algunas zonas de la Patagonia el incremento supera 1 °C.


Puede parecer poco… pero si lo asemejamos a la fiebre de una persona que sube apenas un grado más de lo normal, ya es motivo de alarma. Lo mismo le está pasando al planeta. La deforestación, el uso indiscriminado de agrotóxicos en la región pampeana y la megaminería en el norte de nuestro país, son algunos de los factores que están “calentando” la región.



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Como explica Silvia Fontán, investigadora y docente en Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de La Matanza, la responsabilidad no recae en un solo actor: gobiernos, empresas y sociedad civil son parte del problema y también deben ser parte de la solución.

Según el Ministerio de Salud, entre 2001 y 2012 la mortalidad diaria en las grandes ciudades sigue una relación en forma de “U” respecto de las temperaturas máximas y mínimas. En Buenos Aires, por ejemplo, se registró una media de 86 muertes diarias, que se elevó hasta 248 fallecimientos en un solo día de calor extremo. En Rosario, con una media anual de 35 muertes por día, hubo picos de hasta 70 fallecidos en jornadas sofocantes.


Un estudio del CONICET indica que la mayoría de aquellos decesos se debieron a infartos de miocardio por hipertensión arterial, problemas renales y deshidratación en los adultos mayores. Pero quien irrumpe en escena con gran protagonismo en la etapa estival es el dengue que se posiciona como la enfermedad más contraída por el sustancial aumento de la temperatura.

En Latinoamérica, el potencial de transmisión del Aedes Aegyptis aumentó entre un 17 % y un 80 % desde la década de 1950. En suelo argentino, los brotes más importantes de esta enfermedad ocurrieron en 2009, 2016 y 2020.

El crecimiento exponencial del dengue a través del aumento de la temperatura anual
El crecimiento exponencial del dengue a través del aumento de la temperatura anual

El Impacto en la clase trabajadora

Para analizar de manera más clara a qué personas en particular afecta el brutal aumento de la temperatura, los investigadores de la Sociedad Iberoamericana de Salud Ambiental (SIBSA) ponen el ojo en los trabajadores que realizan esfuerzos físicos y trabajos manuales cuyas labores son al aire libre como la agricultura, silvicultura, minería o empleados de la construcción.

Estos oficios, por lo general, se presentan en condiciones de precarización laboral y afectan a poblaciones marginadas socialmente. Entre las afecciones existentes en estas actividades se pueden enumerar el riesgo de daño ocular como las cataratas; quemaduras solares o cáncer de piel a causa de la exposición a la radiación ultravioleta (rayos UV).


Cabe mencionar también los desastres naturales —como inundaciones, sequías e incendios forestales— que generan fatiga física y estrés emocional en trabajadores de servicios esenciales, entre ellos bomberos, socorristas y personal de salud. Consultada por Elemental Ramon sobre este punto, la investigadora Silvia Fontán advierte que “los eventos climáticos desastrosos impactan en las emociones de las personas a través de la incertidumbre y la zozobra”.


El reciclaje ha cobrado auge y una aceptación general en la sociedad. Sin embargo, esta actividad promovida por empresas e industrias para “reducir la huella de carbono” es practicada por personas en extrema vulnerabilidad. Los recicladores están expuestos a una gran variedad de riesgos y su situación laboral es de precarización absoluta. “No se tiene en cuenta la seguridad por diversas razones -profundiza la especialista- como el desconocimiento, la falta de inversión y el atraso tecnológico”.


Medidas para contrarrestar

Con este cuadro de situación el papel del Servicio Meteorológico Nacional cobra relevancia. Desde el verano 2009-2010 el SMN puso en funcionamiento un sistema de alerta por ola de calor. Desde entonces implementó los sistemas de alerta por olas de calor y salud, que se clasifican el riesgo en niveles verde, amarillo, naranja y rojo, según la intensidad de las temperaturas y su impacto esperado en la población.

El SMN analiza continuamente las temperaturas máximas y mínimas pronosticadas para los próximos 3 días en todas las localidades del país y luego se comparan esos valores con los umbrales climatológicos propios de cada zona. Posteriormente, el sistema clasifica las alertas en los cuatro niveles de riesgo:

Nivel rojo - Seguir instrucciones oficiales: Se esperan fenómenos meteorológicos excepcionales con potencial de provocar emergencias o desastres.

Nivel naranja - Prepárate: Se esperan fenómenos meteorológicos peligrosos para la sociedad, la vida, los bienes y el medio ambiente.

Nivel amarillo - Infórmate: Posibles fenómenos meteorológicos con capacidad de daño y riesgo de interrupción momentánea de actividades cotidianas.

Nivel verde - Tranquilidad: No se esperan fenómenos meteorológicos que impliquen riesgos.




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Las políticas públicas se orientan a considerar el cambio climático como determinante de la salud. En 2021, el Ministerio de Salud, a partir de la resolución 555/2021, creó el Programa Nacional de Reducción de Riesgos para la Salud Asociados al Cambio Climático que es parte del conjunto de políticas de adaptación y mitigación al cambio climático que Argentina presenta ante compromisos nacionales e internacionales. Su objetivo es reducir la tasa de muertes por enfermedad de una población en un tiempo determinado, e impulsar la adopción de medidas de adaptación y mitigación del cambio climático por parte del sistema sanitario. La docente respaldó estas prácticas: “en el conocimiento científico estamos actualizados y a la vanguardia”.


La iniciativa propone acciones como desarrollar un plan nacional de salud que contenga medidas específicas de prevención, adaptación y mitigación. Además, crear y mantener la Mesa de Trabajo Cambio Climático y Salud, con participación de diversas áreas del Ministerio. A ello se suma el proyecto Readiness Salud, financiado por el Fondo Verde para el Clima en cooperación con la OMS que busca incrementar capacidades, fortalecer gobernanza, mejorar coordinación nacional-subnacional en distintas provincias seleccionadas como Neuquén, Misiones y Tucumán.

Y finalmente se busca incorporar criterios ambientales en la gestión sanitaria con cooperación intersectorial e interjurisdiccional con el objetivo de combatir una problemática que genera mayor preocupación con el paso de los años.

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