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¿LA TELEVISIÓN YA NO ES COOL?

  • Rodrigo Saganías
  • 10 jul
  • 5 Min. de lectura

El vertiginoso avance de las tecnologías aceleró el cambio en los hábitos de consumo de productos audiovisuales y culturales. El 80% de los jóvenes prefieren las plataformas on demand por sobre los medios tradicionales. Varios especialistas revelan las razones de esta tendencia.


No fue hace mucho que corríamos al sillón de casa para ver nuestro programa favorito de la tele. Luego, de más grandes, llamábamos a la radio para pedir esas canciones que nos encantaban. Todo eso cambió, hoy vemos una serie desde nuestro celular mientras viajamos en el colectivo o escuchamos un podcast desde una plataforma, esperando el turno del médico.


Las redes sociales fueron el puntapié inicial de estos nuevos hábitos de consumo. Las personas dejaron de ser espectadores de la actualidad y comenzaron a ser protagonistas, emitiendo opiniones, avalando, criticando y hasta “cancelando” productos culturales con los que no se sienten identificadas.


Un estudio publicado por la especialista en Investigación de la Comunicación, Susana Morales, informó que en los últimos diez años los jóvenes de entre 13 y 29 años de Argentina eligen los medios digitales por su fácil acceso, comodidad y contenido, mientras que los medios tradicionales no ofrecen temas de su interés y les resultan violentos en su forma de comunicar.


Para Morales “ciertos medios han abandonado la búsqueda de interpelar a los jóvenes” debido a la falta de políticas públicas para la producción audiovisual. La televisión, por ejemplo, está dominada por programas en vivo que hablan de la actualidad. Ya no hay grandes ficciones como hace 10 años atrás.


Es ahí donde las plataformas digitales surgieron y lograron captar con éxito a esa audiencia joven que buscaba otros temas y otro modo de comunicar. Desde la última pandemia, el consumo de los servicios de streaming crece progresivamente por sobre la televisión paga y forzó a los productores culturales a adaptarse. “En las plataformas hay una construcción de comunidad que está muy bien trabajada”, agrega la investigadora.


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¿Qué vemos?

Según la Encuesta Nacional de Consumos Culturales (ENCC), que se realiza desde el año 2013 a través del Sistema de Información Cultural de la Argentina (SINCA), los programas más consumidos de la televisión son los informativos, deportivos y de entretenimiento. El 65% de la población mira películas o series vía plataformas web.


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Los jóvenes de entre 13 y 29 años son los mayores consumidores de cultura del país. Los datos indican que el 80% de ellos, miran contenidos audiovisuales en Netflix, Disney Plus y Star+ que el total de la población. Si bien el televisor es el dispositivo más utilizado, el uso del celular para ver plataformas es mucho más alto entre adolescentes.


“La idea de los productores que los jóvenes no ven televisión o no escuchan radio, me parece que es errada.  En general, cuando hay una producción que está construida para interpelar determinados sectores, funciona”, señala Morales.


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Algo similar sucede con la radio, la escucha disminuyó un 20% en los últimos 10 años. Según SINCA el 67% de la población argentina elige sobre todo FM y a través del aparato tradicional. Los programas más elegidos son los musicales, los informativos y los deportivos.

En general, la radio es percibida como un medio adulto. “Tanto la práctica de la escucha, como quienes la hacen, las modalidades informativas, las escenas de interlocución, las voces, todo indica para los jóvenes que es un medio para mayores y no encuentran allí nada que los identifique”, remarca la especialista.


Un nuevo relato expansivo

Para María Laura Bolognesi, Licenciada en Comunicación Social y docente en la Universidad Nacional de Cuyo, las Narrativas Transmedias son un nuevo tipo de relato donde cada plataforma digital, conectada a las demás, aporta lo mejor de sí misma para expandir la historia. Cada usuario puede realizar el recorrido de la forma que quiera, interactuar con el contenido e, incluso, producir otras piezas a partir de él.


“Un usuario ya no se conforma solo con ver la película, sino que también comparte su opinión respecto de ella en las redes sociales, genera videos con finales alternativos, comenta en un blog especializado, compra el merchandising y los libros, etc. Es decir, los usuarios son, al mismo tiempo, productores”, comenta la docente.

La interacción es una de las características principales de esta transmediatización de los consumos culturales y que se diferencia de la televisión, ya que los usuarios se convierten en partícipes activos de la creación de productos. “Esto no quiere decir la repetición de contenidos en más de un medio, sino que un relato atraviesa, aprovechando lo que cada uno de ellos pueda aportarle”, sostiene la comunicadora.


Por otra parte, para Bolognesi “tener una experiencia personalizada en este ecosistema de medios, tiene como contracara la pérdida de la privacidad mediante la entrega de datos personales como nombre, apellido, documento, intereses y hasta información económica. De esta manera, las grandes compañías de medios obtienen un perfil de cada usuario y pueden influenciarlo a través de campañas o contenidos específicos que refuerzan su forma de ver el mundo y agudizan las diferencias con aquellos que piensan distinto”.


Nuevas y viejas herramientas

“El streaming, las redes sociales y los medios digitales en general, hoy proporcionan espacios que los medios tradicionales han negado sistemáticamente a personas comunes. La tecnología permitió dar voz a sectores silenciados, minorías y grupos sociales oprimidos, invirtiendo la asimetría en las relaciones de poder comunicacional”, explica la licenciada.


Sin embargo, para la periodista, los contenidos no evolucionan en forma directamente proporcional a la tecnología, es decir, los estereotipos y géneros de la comunicación en las historias de la televisión tienden a ser más conservadores respecto del cambio digital.


Esto no quiere decir que es el fin de la televisión, como tantas veces se lo ha condenado de muerte. Por el contrario, tanto la tv como la radio gozan de buena salud. Por ejemplo, SINCA indica que el 70% de argentinos consume televisión por cable.  Para Morales “los medios tradicionales siguen siendo quienes ordenan la conversación social, son los que jerarquizan de qué y cómo se habla”.


“Entre los medios analógicos y digitales hay un desplazamiento de tecnologías y dispositivos que, de enunciadores, ya que son los mismos actores con centralidad en el mercado comunicacional los que trasladan su hegemonía a las redes sociales”, aclara.


Si bien los cambios más sustanciales de las prácticas de consumo audiovisual se acentuaron en los últimos 10 años, aún se están construyendo nuevos procesos de identificación y el mercado de la comunicación se va modificando y adaptando. “Creo que los cambios de hábitos tienen que ver en cómo esas nuevas tecnologías dialogan con las vidas cotidianas de las personas”, finaliza Morales.


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