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LA UNIVERSIDAD DESDE LOS OJOS DE UN ESTUDIANTE DISLÉXICO

  • Foto del escritor: Julieta Damiano
    Julieta Damiano
  • 26 nov 2024
  • 5 Min. de lectura

Muchas celebridades destacadas por su intelectualidad, como Albert Einstein, padecían dislexia. Este trastorno es muy común y no debería ser un problema para el aprendizaje en las universidades. En La Matanza, la inclusión es posible.

Con el paso del tiempo, los científicos lograron saber cada vez más acerca de lo que es la “Dislexia”. Sin embargo, en la actualidad, siguen existiendo muchos mitos sobre esta diferencia de aprendizaje común. Uno de ellos es el hecho de que la principal señal de este trastorno es leer y escribir letras al revés, cuando, en realidad, solo a algunas personas con esta dificultad les sucede. Estas creencias pueden generar complejidades a la hora de saber cuál es la mejor manera de enseñar e incluir a alumnos disléxicos en las aulas universitarias. 

Según el Ministerio de Educación, la dislexia “es una ‘Dificultad Específica del Aprendizaje’ (DEA) muy frecuente que afecta al proceso fonológico del lenguaje, es decir, a la capacidad de segmentar el lenguaje oral en unidades pequeñas y llevarlas a un símbolo o letra”. Quienes padecen este tipo de dificultades lectoras desde la niñez se enfrentan con demandas de lectura al llegar a la Universidad y, por lo tanto, presentan poco interés por los logros académicos, lo cual puede incluso llevarlos a la deserción.

Para la Magister en Educación a Distancia, Myriam Suchecki, “la dislexia, a grandes rasgos, es un trastorno del aprendizaje que dificulta tanto la lectura, la escritura y la ortografía, como así también, en algunos casos, la comprensión del significado de algunas palabras”, por lo tanto, “cada persona con este trastorno lo padece de manera diferente ya que es una dificultad ‘muy personal’”.

La inclusión de los estudiantes con estos tipos de discapacidades de aprendizaje en las aulas universitarias requiere de la atención de los derechos universales y la participación de toda la comunidad educativa en pensar propuestas para incluirlos. La UNESCO define a la “educación inclusiva” como “el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación”. 


Además, la Ley N.º 27.044 sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad plantea “su abordaje desde el reconocer la relación entre la persona y el medio social de pertenencia”. Es por ello que las universidades deben promover una educación inclusiva que satisfaga las demandas y necesidades de los estudiantes con singularidades. En el caso de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), el lema de “la unión en la diversidad” es uno de sus principales compromisos que intenta cumplir satisfactoriamente.


La UNLaM se caracteriza por ser una universidad pública que atiende a los estudiantes con discapacidades físicas (relacionadas con el cuerpo en general), sensoriales (auditivas y visuales, total o parcial) y psíquicas (originadas por retraso y/o enfermedad mental) a través de programas de integración y atención implementados por la Dirección de Bienestar Estudiantil.


Por lo tanto, su principal objetivo es garantizarles el acceso y la permanencia en la institución, y la igualdad de oportunidades para que los derechos de los estudiantes con discapacidad junto con el resto de los alumnos sean los mismos gracias a medidas de acción positivas contra cualquier tipo de discriminación y a favor de la accesibilidad de dichas personas.


La respuesta de la UNLaM ante un caso de dislexia


Desde el punto de vista de los profesores, es muy común que, al momento de encontrarse en el aula con estudiantes que presenten algún tipo de discapacidad, les surjan preguntas como: “¿Y ahora qué hacemos con estudiantes disléxicos?”, “¿Cómo los evaluamos?”, cuyas respuestas no saldrán a la luz si los alumnos nunca cuentan que padecen alguna dificultad en el aprendizaje.

En el específico caso de la enseñanza de la lengua extranjera, la UNLaM no excluye a ningún estudiante al cursar Inglés Transversal. En este sentido, Suchecki plantea que “en la Cátedra de Inglés, a través de una encuesta que se les realiza a los alumnos al inicio de cada cuatrimestre, los docentes tienen conocimiento de la cantidad de estudiantes con este trastorno, lo que posibilita su inclusión en el aula universitaria”.


A partir de las políticas de igualdad que existen dentro de la Universidad, la docente investigadora explica que “los materiales de Inglés están adaptados para la inclusión de alumnos con discapacidades en el aula y se encuentran dentro de la plataforma MIeL en un apartado en el cual todo el material aparece en formato ‘Word’ con el fin de que cada estudiante pueda hacer los cambios necesarios de acuerdo a su dificultad”.

Además, con respecto a las medidas que toman al momento de evaluar, la profesora de Inglés y Literatura Inglesa explica que una de ellas consiste en “preguntarle a cada estudiante, por ejemplo, qué tipo de letra o interlineado necesita para poder comprender la lectura del examen escrito”. Por lo tanto, el fin de ello es mejorar los rendimientos de los estudiantes y su promoción de la cursada en los 4 niveles de la materia.

Recuerdo un caso en el que una alumna me había solicitado que la tipografía del examen sea ‘ARIAL 12’ con un ‘Interlineado de 1,5’, y así se lo entregué. Cuando finalizó el examen, me agradeció porque pudo comprender todo lo que se le solicitaba de acuerdo a su propia necesidad, lo cual fue algo que lo considero ‘muy positivo’ que confirma todo lo pactado durante las jornadas de la Cátedra de Inglés”, destaca Suchecki al rememorar una de sus clases.

Según el Ministerio de Educación, “en Argentina se estima que 1 de cada 10 personas presenta dislexia y todas las dislexias son distintas entre sí, ya que cada experiencia de vida es distinta, por lo que cada una necesita un trato personalizado acorde a su diagnóstico”. Es decir, se puede dar el caso de que haya alumnos que cursen padeciendo esta dificultad del aprendizaje sin que él ni el docente lo sepan y sin tener ningún tipo de adaptación.



Por lo tanto, ante la fuerte presencia de estudiantes con dislexia en el aula, se debe diferenciar entre aquellos que están diagnosticados de los que aún no saben que tienen esta complejidad. Es por ese motivo que la profesora plantea: “Muchos casos consideran que tienen ‘dificultad de aprendizaje’, cuando, en realidad, lo que están padeciendo es justamente este trastorno”, es por ello que “se calcula que, por curso, podemos encontrar entre 1 o 2 estudiantes con dislexia”.


Las instituciones deben fomentar la capacitación de los docentes para efectivizar las adecuaciones necesarias del material de estudio. “Gracias a la capacitación de docentes a través de jornadas intracátedras que se realizan en nuestra universidad, las acciones pedagógicas tienen en cuenta las necesidades de aquellos estudiantes con Dificultades Específicas del Aprendizaje (DEA), en particular, la dislexia”, confirma Suchecki.


Fuentes:

PAPER: “Las singularidades de aprendizaje: cómo interpretarlas para facilitar la inclusión en el aula de inglés en la universidad”.

Ley 27.044 de 2014. Sobre los derechos de las personas con discapacidad. Publicada en el Boletín Nacional del 22 de diciembre de 2014. Sancionada el 19 de noviembre de 2014. Argentina.

UNESCO (2003). Superar la exclusión mediante planteamientos integradores en la educación: Un desafío y una visión. Extraído de www.unesco.org 

Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación, Coordinación Nacional de Educación Inclusiva. Compiladores: Cristina Lovari y equipo. Educación Inclusiva, fundamentos y prácticas para la inclusión. Eliminando barreras para el aprendizaje y la participación en alumnos con dificultades específicas del aprendizaje (DEA). 2019.

“Una mirada integral en el abordaje de estrategias pedagógicas para la mejora de las trayectoria académicas de estudiantes con discapacidad”. Rocca, María Agustina | Gravellone, Mariana.


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