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SECUACES DE RATATOSKR

  • Lucas Manrique
  • 14 sept 2023
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 25 oct 2023

Biólogos de la Universidad de Luján investigan la expansión incontrolable de ardillas de vientre rojo. Unas pocas visitaron el país en los 70, pero hoy son plaga y parece que llegaron para quedarse.


En la cultura escandinava, existe el mito de Ratatoskr (diente de taladro) una ardilla que sube y baja constantemente por el ¨árbol de la vida¨. Es considerada por los nórdicos como una encarnación del diablo, ya que en sus viajes se encargaba de alimentar la rivalidad entre el águila que sobrevuela el tronco y la serpiente que yace en las raíces.

En Argentina hace más de 50 años, 10 ardillas de vientre rojo abandonaron los sombríos bosques frondosos del hemisferio norte y comenzaron un viaje, en honor a Ratatoskr, para sembrar la discordia en el partido de Luján, donde en la actualidad, estos roedores se convirtieron en una plaga incontrolable que se extendió por varios partidos de la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, e incluso plantaron bandera en distintos parques de la Ciudad.



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Según estudios de la universidad de Luján, la cantidad de estas alimañas asciende a más de 100 mil ejemplares y se caracterizan por no temer a la presencia de la gente, atentar contra la fauna autóctona, comer frutos destinados a la comercialización y destruir los cables de teléfono. Tal como el mito septentrional lo indica, estos simpáticos mamíferos siembran el caos por naturaleza y ante esto los expertos plantean una única y lamentable solución: el exterminio.


Distribución de ardillas de vientre rojo en el mundo:

-- Especie introducida

-- Especie autóctona


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Una invasión aesthetic


“Es una especie linda que a la gente le gusta tener como mascotas o verlas en los parques, lo cual favorece su comercialización – explica María Laura Guichón, investigadora del Conicet- por consiguiente, da origen a nuevos focos de invasión como sucedió en Escobar, Cañada de Gómez y en la Cumbrecita”.

Es bien sabido que la liberación de una especie exótica en un ambiente puede ocasionar problemas. Debemos tener en cuenta que liberar, comerciar o tener ardillas como mascotas está prohibido y que su presencia en estado silvestre puede dar origen a una nueva población que les facilitará la colonización de nuevas áreas.

La científica del organismo nacional de ciencia comenta que “cuando se introducen animales exóticos en un ecosistema que no está preparado para recibirlos, se modifican tanto, las relaciones de competencia entre especies, como también se propician nuevos vínculos de depredación y mutualismo que deforman la cadena alimenticia”.


Lo más barato es matarlas a todas


Según la doctora Guichón, “el principal problema sería que las ardillas lleguen al Delta, ya que, por suerte, todavía no están en áreas naturales muy valiosas desde el punto de vista de la conservación, pero la población de Escobar está muy cerca de la Reserva Otamendi y del Delta del Paraná que son zonas fundamentales”.


“Lo ideal en cuanto a costos siempre es la erradicación, porque el control implica el esfuerzo de mantener la población debajo de un umbral de daño para siempre y eso genera mucho gasto en plata y recursos”, sentencia la directora del Inbioma (instituto de investigaciones en biodiversidad y medioambiente).

En conclusión, la solución propuesta por los expertos es que estas ardillas, por más simpáticas y tiernas que puedan ser para las personas, no deben entrar al país por que son una plaga que debe ser controlada, puesto que los daños e inconvenientes que generan en el normal funcionamiento del ecosistema son demasiado graves como para que su presencia pase desapercibida.


Fuente: Agencia CTyS UNLaM









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