TU PROPIA AVENTURA
- Nahuel Cerda
- 13 nov 2024
- 6 Min. de lectura
Mi emprendimiento (como todo emprendimiento) comenzó con una idea: indumentaria “aesthetic” para asistir a las canchas de fútbol. Me embarqué en la aventura con 21 años, con el fin de emprender en algo que me permitiese seguir estudiando y, al mismo tiempo, ganar dinero para mis gastos. En pocos meses, el proyecto creció de muy buena manera. El departamento que habito con mis papás mutó en un taller... el cuarto de estar, en sala de bordado y preparación de pedidos, mi cuarto en espacio de almacenamiento de stock y la cocina en sala de reuniones. La informalidad y yo éramos buenos compañeros, hasta que llegó el momento de legalizar para permitirle a mi negocio exprimir todo su potencial.
¡Bienvenido a la aventura de emprender legalmente! Pero ojo: emprender no es solo soñar con ser exitoso y millonario. En Argentina, todo emprendedor necesita recorrer su propia travesía para formalizar su negocio. En esta travesía hay que dar ciertos pasos claves… y sí, desafíos no faltan. Pensemos en el emprendedor con un héroe, que se anima, que propone, que lucha y se esfuerza por lograr el objetivo. ¿Estás listo para ser el héroe de tu propia aventura?
Llamado a la aventura: cuando una idea pide ser formalizada
Todas las historias épicas empiezan con una chispa. En este caso, tu idea. Puede ser sobre cualquier tema de interés, comida, indumentaria, crear contenido para cuentas o mismo, tu propia marca personal en un perfil de servicios. Quizás, ya estás haciendo tus primeras ventas por redes sociales, pero al límite de lo legal. Y llega la pregunta clave: ¿Por qué formalizarse? La informalidad tiene fecha de vencimiento. Si tu negocio crece, vas a necesitar facturar, abrir una cuenta bancaria, conseguir financiamiento o participar de eventos y ferias. Sin formalidad, estás fuera del circuito, sos como un héroe sin villano. No se trata solo de cumplir con el Estado y evitar problemas legales, también sirve para ganarte la confianza de clientes, inversores y, lógico, hasta tu propia tranquilidad para trabajar.
Rechazo de la llamada: ¿Es muy complicado o caro?
Antes de meterte de lleno, seguro te van a llegar dudas: ¿Qué pasa si me ahogo con los impuestos? ¿Realmente vale la pena tanto trámite? ¿En la informalidad gano más? Es normal. La burocracia y los costos generan miedo, sobre todo en un país con un sistema fiscal tan complejo como el nuestro. Pero ahí es donde se vuelve necesario buscar el mentor que te vaya guiando. Y no, no es Elon Musk o el presidente Javier Milei. Tus mentores pueden ser más terrenales: con un contador que te explique cómo hacer los trámites alcanza para arrancar. Después podés acercarte a organizaciones como Endeavor Argentina que tiene programas de mentoría, o incluso, a la tan cuestionada y “terrorífica” ARCA ex-AFIP (Agencia de Recaudación y Control Aduanero), que ofrece capacitaciones para jóvenes emprendedores. Si sos de los que gustan sumergirse en la web, vas a encontrar también incubadoras de empresas u organizadas por las universidades o municipios. Lo importante es entender que no estas solo. Cada héroe tiene aliados para atravesar la tormenta burocrática.
El cruce del umbral: dando el primer paso
Una vez que decidís dar el salto, el primer paso es decidir que figura legal te conviene más, según tu tipo de negocio e interés:
Monotributo: La opción más simple. Ideal para emprendimientos pequeños con facturación limitada. Es como un “modo principiante”, con costos accesibles y diferentes categorías.
SAS (Sociedad por Acciones Simplificada): Para quienes quieren escalar rápido y sumar socios. Tiene más tramites, pero te da más herramientas.
SRL: Una opción clásica, también pensada para proyectos con socios. Es más formal, pero permite un control más claro del negocio.

¿Elegiste? Ahora, tenés que registrarte en AFIP, obtener tu CUIT y habilitar una clave fiscal. Esto te va a permitir acceder al sistema de facturación electrónica, indispensable para operar en blanco. ¡Ya sos un héroe formal!
Pruebas y aliados: superando los impuestos y la burocracia
Como toda historia épica, el héroe tiene que pasar por varias pruebas. Muchos jóvenes enfrentan dificultades estructurales con poco capital económico o social durante este proceso, que los lleva a abandonar la aventura. En este caso, las pruebas son habilidades municipales, el pago de impuestos provinciales (como Ingresos Brutos) y la configuración de tus primeras facturas electrónicas (si tu emprendimiento es gastronómico, vas a necesitar también permisos especiales; y si es un comercio, vas a tener que tramitar habilitaciones en tu municipio). Para todo esto vas a descubrir que existen aliados valiosos como las cámaras de comercio, que junto con las incubadoras que te habíamos mencionado, te van a ayudar a hacer networking (definición en criollo: proceso o habilidad que permite crear o ampliar una red de contactos profesionales para lograr beneficios a lo largo de una carrera laboral) y los programas estatales con créditos que te pueden dar una mano con el financiamiento.
Transformación: de emprendedor a negocio consolidado
Ahora que tu negocio esta formalizado, empieza una nueva etapa: la consolidación. Vas a emitir tus primeras facturas legales, organizar la contabilidad y, tal vez, pagar tus primeros impuestos. En esta fase, ya el contador es tu mejor amigo, y te ayuda a planificar tus gastos para adelantarte a sorpresas fiscales. Mientras él labura, vos estás listo para participar en rondas de financiamiento, ferias y eventos de emprendedores en distintos puntos geográfico que ayuden al crecimiento del negocio.
Todo muy lindo pero, ¿y si el país cambia la reglas?
Si llegaste hasta acá, ya sabés que formalizarse no es el fin del camino, sino el principio. En el objetivo de crecer y mantener el negocio rentable es importante que entiendas que tu negocio es parte de un engranaje bastante complejo en el que son fundamentales las decisiones político-económicas. Por eso, acudimos al licenciado en Ciencias Políticas Iván Ezequiel Cerda, para que nos sume una mirada crítica y realista sobre la situación actual de los emprendedores en Argentina.
El especialista, egresado de la Universidad Nacional de La Matanza, nos explica que a la economía argentina hay que leerla en dos niveles: por un lado, la microeconomía o la economía familiar, que atraviesa una fuerte contracción debido a la baja capacidad de consumo y, por otro lado, la macroeconomía, que muestra una estabilidad incipiente aunque frágil, lo que genera un optimismo moderado en el actual gobierno.
“Si nos guiamos por la hipótesis del gobierno, ellos van a apuntar a arreglar la macroeconomía para que luego la microeconomía despegue", nos recuerda Cerda. En esa microeconomía que quiere levantar vuelo viven los emprendedores como vos y como yo, en un entorno que el politólogo describe como "raro" y "ambiguo".
"Argentina se caracteriza por tener una alta tasa de emprendedores que, sin embargo, cuentan con escasos créditos e incentivos para iniciar proyectos formales. Este es un país bastante raro. Hay una convivencia pacífica con la informalidad: no te dan apoyo, pero tampoco te quitan. Muchas pequeñas empresas operan en la sombra de la legalidad durante años sin consecuencias”, sostiene.
¿Pero el gobierno de Milei está cambiando esto? cuestionaría cualquier emprendedor ansioso. "Es muy pronto para sentenciar a este gobierno como bueno o malo, así que vamos a darle el beneficio de la duda -responde Cerda- pero si hacemos un repaso de 2015 en adelante, podemos decir que Macri empieza bien en sus dos primeros años, y luego tiene una caída de actividad bastante brusca, con consecuencias negativas para los emprendedores, en tanto que el período de gobierno de Alberto Fernández, ya sea por pandemia o por diversas justificaciones que se le otorgan, tampoco fue muy positivo para emprender: inflación alta, tasas de interés altísimas, lo que generaba la dificultad de financiarse, con una de devaluación y un tipo de cambio tremendamente dañino para los sectores".
Los últimos 10 o 12 años del país estuvieron marcados por la falta de estabilidad económica que afecta a cualquier comerciante independiente. Sin embargo, el especialista nos acerca ciertos consejos para los emprendedores argentinos que nos arrojamos a la aventura: "Les diría que tengan muy estudiada su matriz de costos, la incidencia sobre el producto que tienen los servicios, los fletes, que tengan todo eso bien estudiado. Y de esta manera, cualquier variación económica, macroeconómica, desde una devaluación a un cierre de importaciones o un aumento de servicios públicos, le afecte lo menos posible. Otra cosa, que ya es una cuestión meramente subjetiva, que nunca dejen de innovar, que no dejen de empujar al desarrollo de su emprendimiento. Hoy, el que se rinde fácil no llega lejos (ningún héroe se rinde fácil amigos). Por último, tener metas realistas, son muy pocos los que se salvan de la noche a la mañana. Tener constancia y fe en su producto y no dejar de ponerle cerebro".
¿Ya sos un emprendedor heroico?
¡Pongamos a prueba tu capacidad!







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