CUIDAR A QUIENES CUIDAN
- Milagros Rodas Nuñez

- 25 nov
- 4 Min. de lectura
¿Cómo se enfrenta el personal de salud al fenómeno del burnout en un contexto de recorte presupuestario? Una investigación explora sobre sus causas y consecuencias.

Durante la pandemia, los aplausos desde los balcones buscaban homenajear a médicos, enfermeros y demás trabajadores de la salud que, en la primera línea, enfrentaban un virus desconocido y una presión emocional sin precedentes. Sin embargo, pasada la emergencia, la sensación de “estar quemado” continúa siendo parte de la rutina del personal médico, que afecta tanto su bienestar como la calidad de la atención que brindan.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó el burnout en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) bajo el código Z73.0, dentro de “problemas relacionados con dificultades para el manejo de la vida”. Desde el 1 de enero de 2022, con la entrada en vigencia de la CIE-11, el síndrome de desgaste profesional fue reconocido oficialmente como una enfermedad laboral.
Este trastorno se define como un estado de agotamiento físico, mental y emocional provocado por estrés crónico en el entorno de trabajo, que no logra manejarse adecuadamente y conduce a un desempeño ineficaz e improductivo. “Aunque puede presentarse en distintos ámbitos, en el sector médico se observa con mayor frecuencia”, explica María Florencia Belé, psicóloga clínica recibida en la UBA y ex recurrente en el Hospital Materno Infantil Ramón Sardá.

Un estudio de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) reveló que los profesionales de la salud en Argentina sufrieron un mayor nivel de burnout durante la pandemia. Si bien la crisis sanitaria visibilizó el problema, sus causas estructurales persisten como la sobrecarga asistencial, la falta de recursos, la inestabilidad laboral y el escaso reconocimiento institucional. “Los médicos tienen que acceder a otro tipo de trabajos o sumar trabajo, y tampoco es lo deseable”, señala Belé sobre las bajas remuneraciones.
La salud del sistema en terapia intensiva
En este sentido, la especialista en Salud Mental menciona como ejemplo la situación presupuestaria del Hospital "Prof. Dr. Juan P. Garrahan" para retratar esta problemática donde “los reclamos salariales y el presupuesto no están ajenos en el ámbito de la salud”. Según un informe de la Fundación Soberanía Sanitaria, el presupuesto real del Hospital cayó en 2025 cerca del 55% en términos reales.
El hospital pediátrico se financia con un 80% de aporte por parte del Estado nacional y un 20% del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Otro informe del Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior (OCIPEX) revela que se habría recortado el 100%, tanto para el Garrahan como para los hospitales El Cruce de Florencio Varela y el de Alta Complejidad de Esteban Echeverría.
El aspecto estructural y funcional, la falta de personal y recursos está generando cierre de salas, reubicaciones de pacientes y postergaciones en turnos y cirugías. Los médicos, residentes y otros profesionales denuncian que sus salarios están por debajo de la canasta básica alimentaria, que desencadena la pérdida de poder adquisitivo frente a la inflación, por lo que muchos optan por renunciar, buscar alternativas en el sector privado o más fuentes de ingresos, es decir, el multiempleo.

Las tres caras del burnout
La OMS destaca tres dimensiones fundamentales del fenómeno. La manifestación más visible y característica del burnout es el agotamiento emocional. Según Belé, se puede manifestar “al sentir irritabilidad, dificultades para mantener la concentración en el trabajo o pérdida de motivación” e inclusive presentar síntomas propios de otros trastornos, como la ansiedad y la depresión.

La segunda dimensión es la despersonalización. “Se la puede pensar como una especie de distancia, una disociación donde se pierde el vínculo con el paciente y la conciencia del trato que requiere alguien en situación de vulnerabilidad”, explica la psicóloga. Es un mecanismo de defensa que se refleja en actitudes de cinismo o insensibilidad que, en el caso del burnout del personal de salud, puede manifestarse en una atención más breve, en la falta de escucha o en la imposibilidad de profundizar en las preocupaciones en las consultas.
En tercer lugar, la falta de realización personal aparece cuando las expectativas iniciales del personal médico sobre su desarrollo profesional chocan con la realidad del sistema y termina por generar sentimientos negativos hacia su trabajo, baja autoestima e impotencia. A su vez, el personal percibe que las demandas exigidas lo sobrepasan.

Además, una investigación de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) demostró que el burnout se asocia con factores de riesgo cardiovascular, como hipertensión, dislipidemia, hiperglucemia, consumo elevado de alcohol o sedentarismo, lo que incrementa las probabilidades de sufrir enfermedades coronarias, infartos o accidentes cerebrovasculares.

Salud del personal, salud de todos
Desde el rol del trabajador de salud se pueden realizar acciones individuales para prevenir este síndrome, como por ejemplo la reflexión sobre su práctica. La percepción subjetiva influye en cómo se interpretan y experimentan las demandas del entorno de trabajo, algo central para identificar el burnout. A pesar del contexto laboral, Belé remarca que muchas veces “son cuestiones que los exceden, el personal médico también es víctima de esta situación”.
La clave se encuentra en las formas de intervención de las instituciones para “habilitar espacios de descanso, poner un límite a la cantidad de demandas que pueden ir surgiendo y promover acompañamiento psicológico". En este sentido, Belé concluye: “A nivel organizacional, implica una cadena de estrategias que cuiden al personal médico para que también las personas que acuden al sistema de salud se sientan cuidadas”.






Agradezco la invitación a participar y el valioso trabajo que realizan visibilizando estas temáticas. Fue un gusto aportar desde mi mirada como psicóloga.
Me encantó esta nota! Completísima tanto sobre las características del síndrome de Burnout como sobre la actualidad de los profesionales médicos de nuestro país. Muy buena.