EL PRÓXIMO MESSI ESTÁ EN VOS
- Priscila Cáceres
- 25 nov
- 5 Min. de lectura
La educación física es parte de las materias en el colegio desde el inicio, pero podría tener una función poco explorada: la detección del talento deportivo.

Handball, quemados, y su variante el delegado, así como el fútbol eran sinónimo de transpiración, competitividad descontrolada y un patio que, en las mentes de niños y niñas, era el mismísimo Maracaná. Si no eras muy hábil, probablemente te convertías en el último en ser elegido, la víctima de gritos de tus compañeros, seguido de frustración por el propio desempeño en la clase. Y para los que seguían en clase solo era ruido.
Pero, ¿había posibilidad de que al menos uno de esos compañeros se convirtiera en un deportista de alto rendimiento?
“La realidad deportiva y educativa me atraviesa en todo mi campo laboral”, expresa Sandra Pinto, magister en Psicología Deportiva, directora de la investigación Articulación Deporte-Escuela y docente de la UNLAM. “Como psicóloga deportiva noto que muchos de los chicos, que se inician en los deportes, tienen que hacer mucho esfuerzo para poder conciliar la actividad deportiva y mantenerse al día con sus estudios”, agrega.
Muchos hacen deportes no convencionales más allá escuela, a partir de su propio interés o
motivados por los padres. Para la investigadora, “no reciben ningún tipo de formación en los deportes que usualmente se suelen dar en la escuela como una iniciación deportiva”.
Desde el nivel primario hasta el secundario, se experimenta el cupo curricular de educación física, adaptado a cada etapa correspondiente de los alumnos, incluso el juego es un antecedente previo llevado a cabo en el nivel inicial.

El deporte escolar se conforma por toda forma deportiva que se realiza en las clases de educación física. En este sentido, los especialistas consideran que lo mejor es ir de formas generales a más específicas y estructuradas, ligadas a la sociomotricidad.
“El deporte en la escuela está lejos de ser como los deportes en clubes o federados, porque no hay instalaciones suficientes para practicarlo correctamente y son muy pocas las instituciones que coordinan con clubes para que los alumnos puedan realizar deporte en condiciones similares a los que lo hacen de manera privada”, plantea Pinto.
Debido a estas diferencias, se habla de deporte adaptado al contexto educativo con sus horarios, espacios y limitaciones. Por ejemplo, en el nivel primario, con juegos de iniciación deportiva o predeportivas, que suelen ser actividades con reglas simplificadas, a través de dinámicas lúdicas y adaptadas, que favorezcan la adquisición de destrezas, cooperación y sociabilidad sin competitividad. En la educación secundaria, en cambio, los juegos deportivos ya pueden enmarcarse en reglas y estructuras propias de los deportes, sin olvidar que es un ámbito escolar.
La educación física y su rol no explorado
Según la investigación, la educación física podría tener un rol fundamental en la detección temprana de jóvenes talentos deportivos, es decir, la aptitud o habilidad especial para cierta competencia motriz.
“El diseño curricular en la provincia de Buenos Aires no tiene dentro de su eje el deporte entendido como herramienta para detectar si un alumno podría desarrollar una actividad deportiva más allá de la que le da la escuela”, analiza la especialista y agrega: “Tampoco hay parámetros nutricionales o antropométricos, por eso es probable que los chicos, que no pueden acceder económicamente a un club o realizar un deporte que no brinda la escuela, nunca se enteren de que tenían habilidades”.
Estos estudios son una serie de exámenes sobre el cuerpo que, enfocados en el área deportiva, ayudan a identificar el tipo de cuerpo determinado por la cantidad de músculo, grasa corporal y estructura ósea, lo que ayuda a observar facilidad hacia la práctica de ciertas actividades, y además ofrecer variables para el desarrollo de aptitudes.

Acercar esta práctica a la institución escolar podría ser clave en el descubrimiento de las capacidades de los estudiantes en algún deporte, principalmente de aquellos que no lo hacen de manera privada (clubes) y/o que no han sido expuestos a otros deportes por fuera del colegio.
“El deporte cambia vidas y da oportunidades, hay que tratar de mostrárselas y que sepan que pueden hacer algo con ellas pero primero tienen que conocerlas porque uno no puede elegir entre lo que no conoce”, explica Pinto al recordar un caso de detección de talento en la escuela por parte de un profesor.
El deporte, el talento y el desarrollo
Para Vladimir Platonov, un científico ucraniano especialista en la ciencia del deporte, el talento no basta para obtener resultados de alto nivel y atribuye un rol clave al trabajo duro y juicioso del atleta, en un contexto social favorable. Se trata de combinar competencia y salud. Por este motivo, son necesarios equipos interdisciplinarios en clubes, escuelas que realizan deporte y en el deporte federado o de alto rendimiento, con el fin de ayudar a la práctica deportiva.
La profesional considera que “el equipo interdisciplinario debería estar al principio de cualquier práctica deportiva porque cuando se llega al alto rendimiento esta, el tema es preparar a esos deportistas desde lo físico, lo emocional, lo técnico y lo nutricional, que sepan que ese cuerpo es uno para toda la vida”.
El talento como algo innato o adquirido es un debate desde hace años en varias actividades como el canto, la pintura, la ciencia o el deporte, vinculadas con la destreza y la habilidad.
Hay dos grupos de factores que suelen tenerse en cuenta: por un lado, genéticos, biológicos y emocionales para realizar cierta práctica deportiva; y, por otro, los culturales, sociales, económicos y ambientales, o sea contextuales. Los deportes de iniciación temprana son favorecidos por los factores socioeconómicos, es decir, la influencia proviene del círculo social y familiar, al margen de la escuela.
La investigación de la UNLaM plantea que se necesita un nuevo proyecto de ley que integre aspectos de la detección de talentos deportivos, capacitación de profesores de educación física y acciones de articulación entre el deporte en la escuela y el vínculo con los clubes zonales, para poder enseñar que el deporte del colegio sirve de entrada para practicar otras disciplinas.

En 2023 había 322.329 alumnos escolarizados en instituciones educativas. Solo el 16% de la población en edad escolar (8 a 17 años) dentro de La Matanza hace deporte fuera del horario escolar. De ellos, la mitad tienen entre 8 a 12 años de edad y, alrededor del 15%, entre 13 y 17 años.
Los datos pueden dejar ver que el 59,22% de la población que inició una actividad o práctica deportiva en una edad temprana, a partir de los 12 años, probablemente en la pubertad, no puede continuarla a largo plazo.
“En lugares donde tienen triple turno de entrenamiento, con chicos de 8 a 15 años, los obligan a exigirse al máximo en todos los ámbitos sin un momento de satisfacción, de descanso o socialización y eso no es saludable, es agotar los recursos tempranamente y hacer que la actividad deportiva se interrumpa porque es un ritmo es poco sostenible”, destaca la terapeuta.
La actividad física y el deporte buscan el desarrollo motriz de las personas, enseñar hábitos saludables, pero también promueven valores de impacto en la sociedad, como el trabajo en equipo, el respeto por el otro y por el cuerpo, el planteamiento de un objetivo de vida, la autoestima, el autoconcepto, el esfuerzo, la disciplina, así como la empatía, la solidaridad y el entendimiento del error. “Todos los valores del deporte son trasladables a la sociedad, logran que uno salga del egocentrismo y se apoye en el otro”, concluye Pinto.





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