TOC Y SEXUALIDAD: IDEAS OBSESIVAS QUE ATORMENTAN
- Equipo elemental
- 14 ago 2024
- 3 Min. de lectura
La serie Pure (2019), comienza cuando Marnie en la celebración de aniversario de boda de sus padres, desencadena en su mente una escena horrorosa que nadie querría ver: una enorme orgía en la que sus padres eran los protagonistas.

Rose Cartwright cuenta en su autobiografía que padece Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC puro), con pensamientos intrusivos de carácter sexual. Todo arranco a sus 14 años, cuando empezó a tener pensamientos sobre sexo que se consideran “turbios y raros”.
De acuerdo con la Fundación Internacional de TOC, es un trastorno psiquiátrico, con diferentes edades de inicio, niveles de severidad, comorbilidades, y dimensiones sintomáticas.
Pero el TOC puro no es visible, lo que hace que sea muy complicado de identificar y mucho más difícil de tratar. Los afectados se torturan al creer que algo no funciona bien en ellos y no son capaces de compartirlo con nadie.
Según el psiquiatra y sexólogo clínico, Ricardo Pérez Rivera, entre las obsesiones se encuentran las ideas de contenido sexual, las cuales prevalecen hasta un 35% en los pacientes con TOC y son las ideas que más condicionan y atormentan a los pacientes.
“El TOC puro intrusivo de carácter sexual estaría dentro de las obsesiones que llamamos de contenidos prohibidos. Incluyen la idea de poder agredir o hacer daño a alguien”, explica Carme Sánchez Martin, psicóloga y sexóloga clínica del Instituto de Urología Serrate & Ribal.
Estas ideas son frecuentes en niños y adolescentes, y constan de pensamientos, imágenes, sensaciones o impulsos, no deseados e intrusivos; además, refieren a tener actos sexuales con miembros de la familia o menores de edad, conducta sexual agresiva, infidelidad, o actos homosexuales.
“Son difíciles de descubrir por qué los chicos las esconden por vergüenza y las perciben como socialmente inaceptables”, explica el director de TOC Argentina, Pérez Rivera en su trabajo.
Estos comportamientos causan alarma en las familias ante el temor de la existencia de un abuso o el futuro comportamiento pedófilo.
“Es como el sexto sentido, pero no veo a personas muertas, veo a personas desnudas. He convertido en mi mente un montón de situaciones en lo que sería una guarrería: orgías en el metro, incesto, imágenes con niños… No me había pasado con mi familia. Hasta que así ocurrió”, reconoce la escritora.
El criterio moral es importante, ya que la presión social y el miedo al rechazo pueden llegar a provocar conductas compulsivas que buscan resolverse con pensamientos alternativos o a través del aislamiento, lo que acarrea culpa, incertidumbre y mucha ansiedad, concluyendo en un fortalecimiento del TOC, advierte la investigación.
¿Cómo explicar a tus padres que piensas en agredirlos? O, ¿cómo decirles que tienes imágenes en los que practicas sexo con bebés?

Al empatizar, percibimos la dificultad que conlleva poder expresar esta obsesión, por lo cual, los afligidos pueden optar por no decir nada, o intentar lidiar con ello de la mejor manera posible, explican los especialistas.

“Esto ocasiona que las personas que lo sufren tengan pensamientos relacionados con el suicidio, porque no encuentran otra forma de desconectar su mente”, consigna el trabajo de Pérez Rivera.
Nada más pertinente, que decirle a la mente: ¡detente!
Dentro de las terapias que pueden ayudar, la que mejor funciona según los expertos, es la exposición y la prevención de respuesta (EPR), un método que los psicólogos trabajan para que esos pensamientos no se trasladen a la realidad.
El tratamiento consiste en identificar en qué situaciones se producen las imágenes en la cabeza del paciente, para ver si son consecuencia de un estímulo interno o externo, y se bloquean los rituales como lavarse las manos o cerrar puertas constantemente.
Por otro lado, los especialistas recomiendan combinar con la terapia cognitivo-conductual que consiste en modificar el significado de los pensamientos y la fusión pensamiento-acción.
“El TOC afecta alguna vez a lo largo de la vida al 2-3% de la población mundial; es tan frecuente en niños como en adultos y los datos epidemiológicos sugieren que no hay diferencias en la prevalencia entre regiones geográficas y étnicas”, amplia el sexólogo clínico Pérez Rivera.
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