VIAJE SALVADOR: HONGOS QUE TRANSFORMAN LA MENTE
- Victoria Belén Florestano

- 25 nov
- 5 Min. de lectura
Puede crecer de la humedad, en la tierra o en los árboles. Algo tan pequeño como un hongo podría tratar afecciones como la ansiedad y la depresión. La clave: un componente activo, la psilocibina.

Colores radiantes, viajes mágicos, bosques encantados y duendes que hablan. Se comenta o se dice que estas son algunas de las imágenes que podemos ver cuando consumimos hongos alucinógenos. La realidad es que no son solo eso. Son la puerta a un mundo nuevo.
Desde la prehistoria, los humanos han convivido con estos seres vivos. Entre tantos tipos de hongos, los que contienen psilocibina se encuentran en alrededor de 200 especies, pero las más conocidas son Psilocybe, Gymnopolis y Panaelous.
La psilocibina es un compuesto psicoactivo natural alcaloide que se encuentra en varios tipos de hongos, que después de ser ingerida, se convierte en psilocibina en el cuerpo, una sustancia que causa efectos psicoactivos. Además, se está evaluando su uso en terapias para tratar afecciones de salud mental.
“Son herramientas terapéuticas muy potentes y transformadoras que correlacionan con eventos de neuroplasticidad, formación de circuitos y conectividad, pero tienen que usarse en contextos terapéuticos”, expresa Luis Acosta, el doctor en Biología y becario del CONICET.
Sin embargo, sus efectos requieren de varios estudios. Este compuesto comenzó a investigarse en 1958 por el químico suizo Albert Hofmann, el mismo que descubrió el LSD, pero la etapa inicial de experimentación fue interrumpida por las políticas de prohibición de las décadas siguientes. Luego, en los 2000, en laboratorios de universidades como Johns Hopkins o Imperial College de Londres, se comenzaron a estudiar sus beneficios terapéuticos.
Este tipo de terapia se basa en el uso de microdosis y macrodosis. En el primer caso, se utilizan pequeñas proporciones que estimulan de manera selectiva receptores de serotonina, ubicados principalmente en la corteza prefrontal. “En las micro dosis se están viendo avances interesantes en personas dentro del espectro autista”, afirma el especialista.
Las macrodosis, en cambio, son dosis altas con una estimulación más fuerte, que pueden generar alteraciones cognitivas y perceptuales profundas, como pensamientos extraños o recuerdos.

“Uno cree que se va a tomar unos gramos de hongos y la va a pasar bárbaro, y no es así”, advierte el doctor en Ciencias Biológicas, ya que si uno no está preparado pueden generarse crisis de ansiedad y ataques de pánico. El biólogo remarca que “la persona que va a recibir una macrodosis tiene que haber recibido la psicoeducación adecuada y entender que no es de carácter recreativo, sino de carácter terapéutico”.
En muchos países del mundo, las sustancias alucinógenas están clasificadas como drogas de clase A. Sin embargo, los hongos Psilocybe son muy distintos a otras drogas como la cocaína. Entonces, ¿cuáles son sus diferencias?
“Los hongos no producen dependencia química, no podés volverte adicto a la psilocibina, pero sí a la cocaína porque aumenta los niveles de dopamina”, explica Acosta y agrega que “la psilocibina actúa principalmente sobre los sectores de serotonina, y la cocaína evita la recaptación de dopamina”. Cuando esta aumenta sobre los circuitos de recompensa, van a reforzar la conducta de consumo.
Hongos y adicciones: una nueva forma de sanar
En algunos países como Estados Unidos, Australia y Canadá, se está investigando el uso del compuesto en adicciones. Hay centros de investigación, hospitales y universidades que cuentan con ensayos clínicos que exponen la posibilidad de su uso en alcohol, en opioides y en varias sustancias más. Estados Unidos es uno de los líderes, y cuenta con varios ensayos en fases iniciales como avanzadas en las que la psilocibina fue eficaz.
Los hongos medicinales comenzaron a ser utilizados por las Madres Guerreras contra las adicciones, mediante el control supervisado de especialistas, bioquímicos y médicos. La ONG se reúne en Ringuelet, donde brindan talleres, charlas y un plato de comida a jóvenes en recuperación y familias que buscan rescatar a sus hijos.
“Vienen y te dicen que su hijo se intentó suicidar dos veces, que cada vez consume más, que desaparece”, sentencia María Dolores Pedemonte, la vicepresidenta de la asociación y Licenciada en trabajo social. Ellas tienen un objetivo; informar, concientizar y sobre todo mitigar los daños del síndrome de abstinencia. “No queremos que muera un pibe más”, enfatiza la licenciada.

Pedemonte es facilitadora de hongos, es decir la persona que cuida al paciente cuando ingiere la sustancia. “Como no vas a intentar salvarle la vida, si sabés que eso lo hace”, manifiesta. Luego de varios cursos de neurociencias, una maestría y asesoramiento con profesionales de la ciencia, la experta formó un equipo con 2 biólogos y una médica clínica que se encarga de analizar el cuerpo del paciente.
Primero se lleva a cabo una prueba de microdosis que dura un mes, pero el protocolo es diferente dependiendo las necesidades de cada paciente. “Hay personas que toman un día sí, y dos no”, comenta la facilitadora.
Durante el tiempo que el paciente ingiere psilocibina ocurre lo mismo. “Hay personas que están de 15 a 20 minutos y otras están 3 horas, pero ninguno deja de estar vigilado por mi, no puedo hacerlo solo”, expone la especialista.

Uno de los biólogos que forma parte del equipo es Luis Acosta. “Cuando uno se vuelve adicto a algo, hay una conducta que se reforzó”, anticipa el doctor en Biología.
¿Cuál es el peligro de esto? “Cuando uno consume drogas se libera mucha dopamina en la corteza prefrontal y también en los circuitos de recompensa, que con el tiempo se dañan y dejan de funcionar”, describe el especialista y detalla que “en el contexto de las macro dosis existe la posibilidad de romper esas memorias asociadas al consumo y hacer una revisión profunda y sanadora de tu vida”.
Aunque ya hay varias pruebas de que la psilocibina funciona, en Argentina como en otros países del mundo hay un mismo obstáculo. “Está penalizado y es una realidad, si bien hay muchos lugares del mundo en que no, acá todavía si”, indica la vicepresidenta. El artículo 77 del Código Penal Argentino se refiere como “estupefacientes” a los “psicotrópicos y demás sustancias susceptibles de producir dependencia física o psíquica”, y la psilocibina se encuentra en esta categoría.
La investigación de los hongos Psilocybe no tiene frenos
La ciencia nunca frena, y menos si pudiera salvar vidas. Las investigaciones que se están llevando a cabo principalmente son para tratar ansiedad y depresión hay evidencia de que funcionan. Además, podría reemplazar el uso de psicofármacos que a veces generan tolerancia y dependencia. También, se está evaluando su uso en algunos rasgos conductuales asociados al trastorno del espectro autista, ya que podría reducir la reducción del comportamiento social.

Argentina aún no está investigando de manera ardua el tema, pero el biólogo comenta que hubo un intento en el Hospital Borda dirigido por el Dr. Enzo Tagliazucchi, en el que probaron el efecto del uso de macrodosis en pacientes terminales. A pesar de que fue aprobado por el comité de ética del hospital y contó con la beca del CONICET, tuvieron algunos inconvenientes con el ministerio de Salud y con el acceso a la sustancia.
“Yo publiqué hace poco en una convención internacional de hongos que se dio en la facultad de ciencias exactas y naturales, unos resultados preliminares con el uso de microdosis en niños con autismo”, notifica el investigador y aclara que hay trabajos publicados sobre su efectividad también en adultos. “Siento que estas terapias vienen a dar respuesta en lugares donde la biomedicina no está dando respuesta”, reconoce el biólogo.
La ciencia se está encargando de profundizar los tratamientos con hongos Psilocybe, pero como en todos los contextos, siempre van a haber argumentos a favor y en contra. La información sobre el tema también es muy escasa, por lo tanto, es necesario tratar con especialistas y personas capacitadas. La biomedicina ha sido la respuesta en muchas situaciones, ¿será esta vez la solución?





Muy interesante y completo. Algo innovador y con mucha visión futura, un tema amplio para difundir.
Te felicito