AGROECOLOGÍA: POR UNA PRODUCCIÓN Y NUTRICIÓN SALUDABLES

Optar por una elaboración con principios agroecológicos resultaría beneficioso no solo para el ecosistema, sino también para nuestra dieta, el bolsillo y la comunidad.

(Imagen ilustrativa generada en IA)

Muchas personas tienen la rutina de pasear entre góndolas para analizar cada detalle, comparar precios entre productos, ver las advertencias nutricionales de cada paquete, buscar la oferta del día en frutas y verduras, y hacer cuentas para que alcance. El fin es comer sano y barato.

La licenciada en Nutrición y profesora de Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la UnLaM, Verónica Casinelli, afirma que “la agroecología tiene más que ver con recuperar saberes, volver a los orígenes en muchas cuestiones, mientras que la producción convencional tiene que ver con lo industrializado, con la producción a escala”.

Esta dualidad divide, por un lado los saberes, la cultura y la tradición comunitaria de las familias agricultoras, y por el otro, la agricultura convencional industrial más relacionada a la lógica de producción a gran escala, con métodos basados en aumentar la cantidad de producción con fines mercantiles.

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Si se sigue el recorrido del alimento, desde la cosecha o la cría del ganado (la llamada producción primaria) hasta el paso por las revisiones pertinentes, el camino puede tomar distintas direcciones. Una opción podría ser el almacén naturista o agroecológico cercano, y otra, alguna fábrica de productos alimentarios. Esta “cadena”, denominada sistema alimentario, está determinada por el tipo de producción, ya sea convencional o agroecológica.

El profesor en Agroecología de la Universidad de La Plata, Santiago Sarandón, la define como una disciplina científica que reúne, sintetiza y aplica los conocimientos de la agronomía, la ecología, la sociología, la etnobotánica, economía ecológica y otras ciencias afines, desde una óptica holística y sistémica para el diseño, manejo y evaluación de agrosistemas sustentables.

Greenpeace - ¿Qué es la Agroecología?

Nutrición saludable

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que una dieta sana incluye frutas, verduras, legumbres, frutos secos, cereales integrales y carnes magras. Además, se recomienda reducir el consumo total de grasa a menos del 30%, utilizar por debajo de 5 gramos de sal al día, limitar la ingesta de alimentos fritos mediante el uso del vapor, y aumentar la ingesta de potasio a través de frutas y verduras.

Al respecto, la segunda edición de la Encuesta Nacional sobre Nutrición y Salud, realizada en 2019 por el Ministerio de Salud y Desarrollo de la Nación, permitió conocer cuál es el porcentaje de la población que consume los diferentes grupos de alimentos diariamente.

En primera instancia es fundamental diferenciar que no todo lo que consumimos son alimentos. “Todo lo que es empaquetado tiene que ver con productos, todo lo que sufrió un procesado o ultra procesado, donde se le agregan colorantes, saborizantes, se le agrega sodio, grasa, azúcar”, sostiene Casinelli. En contraposición, se encuentra aquello que no ha sufrido alteraciones o que solo ha pasado por un proceso simple de elaboración.

En este sentido, los cultivos agroecológicos se producen focalizados en el cuidado del suelo. “Lo agroecológico tiene que ver con esto de seguir usando las semillas nativas, que son de nuestro país y no los paquetes tecnológicos que venden las grandes empresas que tienen que ver con semillas transgénicas o hibridaciones”, afirma la experta.

A su vez, la implementación de cultivos rotativos, sin alteraciones transgénicas, reduce al mínimo el uso de agrotóxicos, como los plaguicidas, y por medio de la utilización de productos biodegradables se mantiene el equilibrio del suelo y se potencia la calidad

nutricional.

En la misma línea, existe una preocupación por lo agresivos que son los métodos industriales. “El monocultivo lleva al desgaste del suelo, a la pérdida de nutrientes y después eso se termina reflejando en los alimentos que cosechan”, critica la licenciada, que además, se opone al uso de las semillas modificadas.

Sobre los discursos sociales vinculados al uso de agrotóxicos, la experta alerta: “Uno piensa, bueno, es allá, la persona que está expuesta, que va, fumiga y demás. Pero no, en realidad nos termina afectando a todos. Hasta en el agua de lluvia tenemos agrotóxicos y no tomamos conciencia”.

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Alcanza o no alcanza, esa es la cuestión. Muchas veces todo se reduce a ese aspecto. Ante tal panorama, donde nadie queda por fuera, la nutricionista observa que muchas veces se elige un paquete de galletitas, antes que otros alimentos, únicamente por costumbre. “Hay que empezar a problematizar estas cuestiones y decir, bueno: ¿qué podemos hacer? En vez de comprar galletitas, nos sale más barato hacerlas, por ejemplo”, señala Casinelli.

Al mismo tiempo, se puede plantear que en la sociedad hay infinidad de situaciones, cada una con particularidades, por lo que la solución no es tan sencilla. “Tiene que ver con cuestiones que, desde una política pública, se podrían saldar. Ha habido experiencias donde se proveía a escuelas con verduras y frutas de pequeños productores o productores agroecológicos”, concluye.