REDES SOCIALES: EL PRECIO DE LA CONEXIÓN
- Fabiola Zarate
- 19 nov 2024
- 5 Min. de lectura
Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 300 millones de personas padecen ansiedad y depresión. Las redes sociales pueden ser un factor influyente.
¿Qué es lo primero que agarras al levantarte? Posiblemente, la respuesta sea el celular ¿Qué es lo primero que agarras cuando vas al baño? Seguramente, la repuesta sea el celular ¿Qué es lo último que agarras al irte a dormir? Ya conocemos la respuesta. El celular es algo que nos acompaña todo el tiempo. Hoy, se nos hace indispensable, como si fuera una extensión más de nuestro cuerpo.
Con el celular aparecen las redes sociales que se convirtieron en una herramienta vital para desenvolvernos en las distintas áreas de la vida, pero ¿qué es lo que esconden las redes sociales? Estudios recientes demostraron que el uso excesivo de plataformas como Instagram, Tik Tok, Facebook y X (Twitter) tienen una relación directa con aumentos significativos en la ansiedad y la depresión entre los jóvenes.

Según un estudio publicado por el Observatorio de Medios de la Universidad Católica Argentina (UCA), en Argentina hay un 35% más de líneas de celulares que población, al mismo tiempo que son los dispositivos más utilizados para acceder a contenidos digitales. Actualmente, WhatsApp lidera el podio siendo utilizada por el 91% de la población, seguida por Instagram con un 86%, lo que deja a Facebook con el 81% y a Tik Tok con un 57%.
Las redes sociales se nos presentan como una solución a corto plazo frente a problemas de la vida diaria, una vía de escape para poder afrontarlos. El licenciado en Psicología Diego Tzoymaher expresa que “el uso de redes sociales opera como una especie de anestesia que genera un círculo vicioso al no gestionar correctamente nuestros malestares, es decir por fuera de las redes sociales, no realizamos un aprendizaje para poder lidiar con ellos y es ahí donde se genera la dependencia sobre esa solución ficticia”.

El problema radica cuando se pierde el control sobre su uso y no se hace a partir de una elección consciente, según el especialista en trastornos de ansiedad Tzoymaher “cuando no se realiza una elección de cuánto, cuándo y cómo, es ahí donde se genera el problema y el malestar”.
Amigos o enemigos de la salud mental
Las redes sociales tienen una amplia variedad de efectos positivos, entre ellas brindar la posibilidad de expresarse, de permitir la comunicación hacia distintos lugares del mundo que antes eran impensados y, en el caso de los adolescentes, explorar su identidad y de alguna manera sentirse acompañados con personas de gustos y preferencias similares.
Los aspectos negativos también son evidentes. De acuerdo con la psicóloga María Del Carmen Lizza, “varios estudios demostraron que las redes sociales contribuyen al desarrollo de trastornos de ansiedad y depresión, se suelen ver más casos en los jóvenes porque no conocen otra cosa, los adolescentes desde su nacimiento se encuentran inmersos en el mundo de las redes sociales, el internet y la tecnología”.

Una de las características principales de las redes tiene que ver con la inmediatez, que genera cierta necesidad de adquirir todo ya, donde incluso visualizar una historia de Instagram o un estado de WhatsApp de 20 segundos se hace larguísimo.
Para Tzoymaher “las redes sociales pueden tener un gran impacto en la aparición de síntomas de la ansiedad pudiendo aumentar debido a la alta cantidad de estímulos a la que una persona se expone a diario”, que se da a partir del acceso permanente.
Según un estudio de la Universidad FASTA, el tiempo promedio de uso del celular es de 4 a 5 horas por día, con un incremento los fines de semana y, sobre todo, en los horarios de la noche por sobre los de la tarde y la mañana, en la cual se ve una disminución del uso notorio.

El número puede sonar ridículo. Te invito a que agarres tu celular ahora mismo, vayas a configuraciones y busques la cantidad de horas que lo utilizas. Ya sé, seguramente te sorprendiste al visualizar la cifra.
Las redes sociales también pueden influir en el desarrollo de síntomas como la depresión, que puede surgir a raíz de la comparación con otras personas. “Es algo habitual el compararse con el resto y hay que ser capaces de comprender que lo mostrado no es el contexto completo de quien lo comparte”, aconseja el experto en trastornos de ansiedad.
Algunos expertos ven el aumento de la depresión como evidencia de que las conexiones que establecen los usuarios son menos satisfactorias desde el punto de vista emocional. “Las redes generan una instancia en la que uno no sabe cómo actuar frente al otro, en esa situación cara a cara y en respuesta a eso nos vamos aislando cada vez más del resto”, plantea Lizza.
Así surgen términos como FOMO (Fear Off Missing Out), el miedo a perderse de algo, que genera una especie de malestar al sentir no estar conectado al mundo social. Para la experta en psicología Marcela Alejandra Alfaro, “cuanto más se usan las redes, menos se piensa en estar presentes lo cual debilita los vínculos sociales”.

De acuerdo con el especialista, “las investigaciones realizadas demuestran que las personas que más utilizan las redes incrementan sus sentimientos de soledad y distanciamiento con el otro a diferencia de las personas que las utilizan menos”.
La necesidad de estar siempre conectado puede deberse al subidón de dopamina, uno de los tantos neurotransmisores que existen. Esta hormona se vincula con las conductas adictivas y es la causante de sensaciones placenteras. Entre sus funciones se encuentran la coordinación de ciertos movimientos musculares, la regulación de la memoria, los procesos cognitivos asociados al aprendizaje y la toma de decisiones.

Las redes generan que se produzca dopamina al recibir me gustas, reacciones, comentarios u otro tipo de elogios, que producen placer y satisfacción. También, ocasionan que el cerebro, en busca de esa recompensa, siempre quiera volver a sentir ese efecto aparentemente positivo.
Desconectar para conectar
¿Cómo controlar o regular el uso de algo que es prácticamente necesario para desenvolverse en la vida? Para Lizza, “lo principal está en detectar los problemas que causan las redes sociales en los individuos, de esa manera a partir de reconocer el problema y conocerlo poder regular su uso”.
Para que sean utilizadas de una manera saludable, es decir, que no afecten nuestras condiciones de vida, es fundamental e importante utilizarlas a partir de la elección. “El problema no son las redes sociales, sino como se vinculan las personas con ellas que uso les damos, como lo hacemos y para que lo hacemos”, alerta Tzoymaher.

En ese contexto, el especialista en psicología agrega que “teniendo dominio y control de la conducta que estamos realizando, esto se aplica para cualquier instancia o ámbito de la vida y más en el manejo de las redes, es primordial hacerlo desde el lado consciente y responsable”
Entrena tu cuerpo y mente, no la pantalla
Existen alternativas para poder controlar la ansiedad y la depresión, además del apoyo de un especialista que nos pueda orientar. Según un estudio realizado por la Mayo Clinic, las actividades como correr, hacer yoga, ejercicio o cualquiera que involucre el movimiento físico, contribuyen a disminuir efectivamente los síntomas.
Se liberan endorfinas (sustancias químicas naturales del cerebro), que te hacen sentir bien, incluso ayudan a quitar las preocupaciones de la mente al poner el foco únicamente en la actividad. Contribuyen a ganar confianza en uno mismo al alcanzar ciertas metas o mejoras y a tener una mayor interacción social, a partir de conocer personas cara a cara, por fuera de la pantalla.
Las opciones son múltiples: el ejercicio, la música, la escritura, el arte, entre otras. Lo importante es no caer nuevamente en el uso del celular y las redes. La especialista en Neuropsicología Lizza menciona que “muchos al intentar hacer alguna actividad física terminan descargándose una aplicación que le cuenta los pasos o les dice que ejercicio hacer lo que deriva siempre en el mismo circulo vicioso”.





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